Sin Título

Masturbarse es el primer acto autodidáctico de cada uno de nosotros. Surge como respuesta a las primeras pérdidas. Chuparse el dedo, mirarse la manito, los dedos, los piecitos. Escucharse los primeros ruidos que producen voluntariamente los labios, etc. El prototipo será luego, refregarse el pitín, y en las nenas, apretujarse el clítoris con las piernas. Masturbarse, va a servir a muchos fines y no sólo a la descarga erótica. Puede también ser un modo de asegurarse independencia ante adultos muy “sobre protectores”, respuesta resentida y retaliativa ante rígidos moralistas, acto erótico por inhibiciones en las relaciones con los otros (heterosexuales u homosexuales). Fuente habitualmente de sentimientos de culpa, encubridores de la deuda que se toma con quien - como consecuencia - se le niega satisfacción erótica. Contrariamente a lo que se supone, raramente es un goce solitario. Fotos, videos, películas pornográficas están ante la mirada del que se masturba, otras veces pueblan y se hace presente en su Inconsciente fantasías “normales”, sádicas, masoquistas, o sádico masoquistas. En su defecto, recuerdos, imágenes de actividad sexual tenidas o imaginadas con alguien. Sólo en casos muy graves de psicosis, aparece la masturbación seca y compulsiva. No es fuera de lo común, saber de parejas en las cuales uno de ambos queda insatisfecho tras el coito y continúa a solas, o al lado del partenaire, con una masturbación. A veces la masturbación es llevada a cabo sobre el/la insatisfecho/a, por el propio acompañante.
Internet y teléfonos, le han dado realidad virtual a estos fenómenos trayendo algunas consecuencias, inesperadas. Así, personas que nunca han tenido relación presencial, se “comunican” regularmente, para contarse fantasías que les resultan excitantes y fuente de masturbaciones. “Resuelven” así, el temor que habitualmente engendra el otro, a la vez que satisfacen su tensión erógena. Un factor más que cultiva tendencias de la Cultura actual: aislamiento, individualismo e idiotez.