Porque no hay relación sexual: se coje

José L. Slimobich desgranó reflexiones en torno del análisis de un sueño publicado el 9 de agosto, y extraído del libro de mi autoría: En la trastienda de los análisis. Agradezco la atención, coincido con varias de sus apreciaciones, pero no con otras. Me parece conveniente debatirlas, para mejorar nuestra eficacia en la dirección de la cura.

Interpreta erróneamente la pregunta del paciente pos carcajada ¿"Lo único que no sé es de donde saca arma"? La risa fue, no sólo indicio de alivio, sino también de momento de concluir. El deseo mortífero del odioamorado[1], rebelde a los engaños del amor, había detectado en su madriguera, los objeto a que tras vestiduras imaginarias -orales, anales y sádicas- lo soportaban. La distensión risueña provino de acceder a un saber que al no saberlo, lo malhumoraba. Saber que más allá de su amor, el deseaba de su amada un sufrimiento gozoso, y con esas formas.

Distensión, porque saber, no es lo mismo que hacer. El analizante: ¿por qué preguntó? Porque cursando los tiempos iniciales de su análisis, se pregunta por la capacidad de éste para saber sobre sus "sueños". Se estaba instalando el Sujeto supuesto Saber. Por eso el analista -al modo del ilusionista- decide mostrar su "truco". Tiempos iniciales, necesidad de reforzar el SsS, para que llegue el momento donde la maniobra será inversa, aunque iniciada desde los comienzos. El analizante recorrerá la desnudez del tramoyaje y se encontrará con que el analista es "tan pobre diablo como él".Sólo qué, con menos miedo al despojo del escenario y hacer funcionar su vaciedad como insumo creativo, en las contingencias de lo real de la vida.

Lacan nos enseñó a dejar en "stand by" saberes previos, y guiarnos sólo por las letras de las enunciaciones de los analizantes. Lo que debemos subrayar cuando el saber previo al que se apela es erróneo. La ética del psicoanálisis no es trágica. La tragedia griega se distinguía por sostener en el teatro, que cada sujeto tiene su destino prescrito y que mientras más trate de apartarse de él, peor lo sufrirá. El ejemplo paradigmático fue Edipo huyendo del vaticinio de Delfos, para acudir a Tebas a ejecutarlo. La ética del psicoanálisis ayuda al sujeto a enfrentarse con su real. A que leyendo las letras de su propio decir y hacer, y hasta donde sus "series complementarias" lo permitan, se responsabilice por encontrar y realizar su mejor destino.

Lacan planteó en varios lugares, entre ellos "El sinthome", que justamente porque no hay proporcionalidades entre los sexos: se coje. El goce, cuando es adecuado a la castración y genera la ilusión de entendimiento, facilita sortear las "galletas" generadas por los "malentendidos" y la inexistencia de relación sexual.

El drama de ese paciente residía en su creencia de que podía ser el falo. Ser de tal manera, que todo él fuera reconocido y amado por su esposa. Con lo que lo único que lograba, era una mayor reticencia de su "amada" y una mayor pena para su pene. Pene que no aparece en la letra del sueño, sino como -mar, arma- degradado de la suposición fálica, absorbida por la pretensión de ese hombre de ser todo él, falo. Sólo la "tontería" neurótica hace suponerse otro ser, que el de gózase. De ahí también la inconveniencia de confundir, como le ocurría a Juanito, pene con falo.

Sergio Rodríguez



[1] Neologismo acuñado por Lacan en Encore