Cuando la perversión se enseñorea en el Poder


El terrorismo se desnuda, leamos sus fuentes
Un fantasma recorre el mundo: el del terrorismo[1]. A veces más que un fantasma es la acumulación de miles de muertos en un sólo golpe. El Acontecimiento paradigmático fue la destrucción de los edificios del World Trade Center el 11 de septiembre del 2001, con la pérdida de más de 3.000 vidas humanas. Sirvió de velo a los miles de muertos que caían bajo el poder de las bombas de la “coalición” principalmente anglo norteamericana, mientras invadía un país pobre como Afganistán. Pobre y bajo el poder hasta ese momento, de ejércitos privados terroristas y en guerra entre sí, por la disputa del monopolio y la exportación de amapolas, tan bella flor..., transformadas en drogas diversas. Terrorismos (anglo norteamericano y tribales) que no ha cesado, aunque las corporaciones con poder en los medios masivos de comunicación nos informen de ella a cuentagotas, y particularmente cuando algún marine es el muerto... Y así sigue el planeta. No es este el lugar, ni el mío el oficio, para enumerar la innumerable cadena de actos terroristas llevados a cabo por los estados más poderosos del occidente claramente capitalista y por las sectas más sanguinarias de un fundamentalismo religioso (islámico) y no por eso menos basados en el lucro como finalidad principal. Es sabido el poderío capitalista de la familia Bin Laden y de muchos sultanes, que más o menos encubiertamente, sostienen al malo. Debido a este cuadro de situación, me parece oportuno recurrir al Diccionario de la Real Academia Española que sobre la palabra terrorismo dice: 1. m. Dominación por el terror. 2. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
La etimología[2] proviene de tierra, Aterrar: 1220/50 primero tuvo la acepción de derribar, luego abatir consternar, y sólo desde 1570 ‘aterrorizar’ por influjo tardío de terror; aterrado. Conterráneo 1490, o coterráneo. Desterrar 1220-50; destierro, 1495. Enterrar 1220/50; enterrador 1495; entierro, 1605 (antes enterramiento, 1220-50); desenterrar, 1495. Soterrar, 1220-50. Subterráneo. Aterrizar, del fr. aterrir íd. (conjugado aterrissons, aterrissait, etc.); aterrizaje.
Derivadas. Entre otras, del latín: Terrestris, íd. Territorio, 1220-50, lat. Territorium íd.; territorial. Terrón, 1335; desterronar. Terroso. Terruño, 1495. Terraza, 1611.
La esencia provenía de una práctica que aún no ha cesado en muchos lugares del mundo, enterrar vivos. El sello del poderoso terrorismo de estado argentino del 76 al 83 fue, en vez de enterrar vivos, tirar vivos desde aviones al mar.

Variables, en poder conducir
El Poder de las conducciones se sostiene por diversos medios. El extraordinario analista político del siglo XVI Nicolás Machiavelo lo anclaba en “fortuna y virtud”[3]. Dicho en criollo: en azar e inteligencia. O sea, por una parte, suerte con respecto a las condiciones de posibilidad conque se las tiene que arreglar el que quiere conducir. Por otra, capacidad de conjetura, ensayo, análisis de los efectos, nuevas conjeturas y puestas en acto. Nuevos análisis..., continuación de la cadena. Cuando alguno de esos eslabones[4] fracasa, surge la tentación de ejercer el terror. Que se lo ejerza o no, dependerá de la sobredeterminación de variables subjetivas de los que hegemonicen la conducción y de la resistencia al terror que encuentren de parte de aquellos a quienes quieren conducir. Cuando se llega a ese punto, es un indicio de fracaso de la autoridad y que en su lugar surge la tentación del autoritarismo.

La dominación por el terror, principalmente es perversión
El fundamento del terrorismo está en la perversión básica en los humanos: el masoquismo[5]. El masoquista busca hacerse objeto del deseo del Otro ofertándose sacrificialmente a que ese otro haga con él lo que quiera. Desde esa posición dirige la escena. El sádico resulta instrumento del goce de ese Otro. Es por eso que Lacan plantea al masoquismo como la perversión fundamental. Con respecto a dicha perversión propiamente dicha, puede resultar muy ilustrativo ver la vieja película de Buñuel “Belle de jour” que pone en escena, desde el masoquismo de la Belle neurótica hasta el del perverso especialista de señoras en el burdel. En las neurosis, las parejas suelen intercambiar inconscientemente las posiciones sádicas y masoquistas (más comúnmente “morales”).

Entre melancolizaciones e hipomanías, las masas soportan a los terrorismos.
Fuera de las perversiones propiamente dichas, es en las melancolías, donde mejor se advierte como el masoquismo funciona como herramienta de dominio. Sobre ellas planteó Freud: –la sombra del objeto perdido cayó sobre el yo. En 1990[6] José Grandinetti agregó: –la sombra del yo cayó sobre el sujeto-. Articulo ambos planteos porque observo: - que la sombra del objeto cayó sobre el yo y éste sobre el sujeto, deteniendo su deslizar debajo de los “cadenudos”[7]. Esa fijación del yo aplastando al sujeto, genera en el melancólico una gran dificultad para aceptar haber perdido lo perdido y que, paradojalmente, nunca tuvo. Posición que si no cede, lo fija narcisística y mortíferamente al tiempo de la pérdida y al deseo de recibir lo no recibido del objeto perdido mientras supuestamente estaba. El resultado es una posición masoquista que lo acerca a la perversión. De la que deriva la viscosidad[8] de la libido del melancólico y su retracción al propio cuerpo, a monofantasías y actos auto y hetero agresivos. A mí, es la entidad con la que me resulta más difícil trabajar. Trato de facilitarles advertir esa impotencia para dar por perdido lo perdido que nunca lograron, pero fantasearon poder llegar a tener. De donde la sobre investidura de dicho objeto. De lograr que lo adviertan, se abre espacio a un desplazamiento hacia otro objeto (entendido como, con posibilidad de poder).También trato de sustraerlos de la posición de hacer de la parte, todo. Posición que los deja capturados en una lógica binaria que se transparenta en la alternación de fases (de la llamada Bipolaridad) y/o en la fijación a una de ellas. Religarse a iglesias, partidos, sindicatos, movimientos de adictos – al alcohol, drogas, comida, juego, etc., cumple muchas veces con esa función. Pero al re-anudar sólo por lo imaginario, no los retira de la lógica binaria típica de los movimientos de masa, las corporaciones artificiales de masa, lo que los mantiene en la esperanza de hacer posible Lo Imposible. Quedan esperando que esos Poderes les den, incluso, cuando se les presentan sádicos. Distinto ocurre cuando re–anudan, en función de una producción propia que les dé un nombre. Sin embargo, les resulta muy difícil asirse a ellas, rápidamente tienden a desilusionarse de las mismas como ocurrió con los que fueron objetos importantes de su mito individual. De ahí la paradoja freudiana: “Por un lado tiene que haber existido una enérgica fijación al objeto erótico; y por otro, en contradicción con la misma, una escasa energía de resistencia de la investidura de objeto”[9]. Temen recibir de sus propias producciones, las mismas “traiciones” que los marcaron en la infancia. Por forclusión de Lo Imposible, exasperan el fantasma neurótico más habitual: engarzarse[10] a alguien parecido a quien les falló, para obligarlo a cumplir. Lo que por supuesto no logran y si lo logran, se desprenden de él, para reiniciar la serie de repeticiones reivindicativas. El goce se les instala, en buscar hacerse objeto del deseo del otro, de ahí la vecindad de las melancolías con las perversiones masoquistas. Para la interfase, tanto Freud como Melanie Klein hablaron de triunfo maníaco sobre el objeto. A mí me parece que durante esos episodios hay sobrecarga del yo por desesperación y retracción de la libido al mismo por pérdida de la esperanza en los otros. La forclusión de Lo Imposible creen superarla, renegando la impotencia.
Prototipos de melancolías: un tipo materno independientemente de las etnias: La vulgarmente descripta como “idishe mame”, suele ser una variante melancólica o melancoloide. Muchos ideales míticos de los humanos son masoquistas: Jesucristo, El Pueblo Judío (El elegido), los islámicos fundamentalistas y sus mártires, el Che Guevara, Julius Fucick entre los comunistas, pisar carbones encendidos en tribus africanas, el culto de la abstinencia en el derecho canónico católico.

El terrorismo toma diversas formas y pre-textos
Para ello opera lo simbólico, dando representaciones con forma de razones de su posición, imaginariamente sádica y realmente masoquista.
Es la posición de Bush, Saddam y masas de sus pueblos. Son ejemplos gráficos y actuales.
En los dominados puede reconocerse la resistencia a serlo. Pero se deja ver la sombra del deseo de dominar al dominador. Lo que se evidencia en los Irakíes y sus viejas matanzas entre Sunitas, Chiitas y Kurdos. De un modo parecido ocurre entre las tribus afganas.
En los que dominan se evidencia el goce de mantener su dominio sobre los dominados. Hoy: la coalición anglo norteamericana y sus laderos.
La búsqueda de dominar o darse a ser dominados es una constante en los humanos.
Exigida, porque no hay lazo social que funcione, sino es en referencia a un agente. Por eso mismo agencia dentro de los límites que la estructura de dicho lazo le condiciona. El accionar del gran perverso está orientado a no aceptar límites simbólicos. Entonces encuentra el de su muerte o la del otro. De ahí que los pequeños perversos dispongan ellos mismos los límites, como “El médico de señoras” en Bell de jour. Los neuróticos, a regañadientes, reconocemos dichos límites.

La forma más trágica de la perversión actual en el poder
“Los hombres bombas”, se matan para matar a otros por el amor a Alá y para asegurarse el de Él, sentarse a su vera en el “Paraíso”. Las torres gemelas. Los subtes del infierno (Tokio, gas Sarín; Londres, bombas) Las vías de la muerte: Madrid, Atocha. Los niños para la muerte: Beslan. El teatro de la muerte: Moscú. En cada uno de esos hechos, confluyeron al holocausto, dominadores y dominados. Víctimas y victimarios. Han sido un eslabón más de algo tan viejo como la historia. Los cristianos a los leones. Los disidentes científicos o de elección sexual y las histéricas y/o psicóticas a la hoguera en la inquisición, a la horca o la lapidación en el Islam. Los Kamikazes al servicio del Dios vivo ( el Emperador) que luego se rindió ignominiosamente ante las bombas atómicas, dando lugar a que centenares de oficiales imperiales en posición de Loto se suicidaran ante el Palacio que habitaba aquel, luego protegido como sirviente por Eisenhoiwer y sus “boys”.
La base: LA TIERRA: enterrados –vivos o muertos- desterrados. Y hasta expresión grosera para aludir a las violaciones, otra forma de terror y de quebrar etnias.
El fondo del terror: gozar desarraigando al otro. Por eso es venero de psicosis, de enajenación del Otro. Es efecto de la pulsión desnuda alimentando Poderes Perversos.
¿Lo nuevo? La multiplicación geométrica de la tecnología armamentista, coloca a la especie humana al borde de su suicidio.
Sergio Rodríguez 30 de noviembre del 2005
[1] A diferencia de 1850 cuando según Carlos Marx en su Manifiesto Comunista “Un fantasma recorría el mundo, el del comunismo”
[2] Diccionario etimológico de Corominas
[3] Nicolás Machiavello: El Príncipe
[4] Eslabones con la estructuración de los cadenudos mostrados por Lacan en El Sinthome (S. XXIV)
[5] Lacan: Seminario de la Angustia
[6] Artículo en Psyche
[7] Cadenas de nudos borromeos anudados entre sí, mostrando los efectos real, imaginario y simbólico de la emisión significante.
[8] Ver Freud: Análisis terminable e interminable
[9] Duelo y Melancolía
[10] Como gustaba decir y escribir Ricardo Estacolchic