Capítulo 8

Grafos en páginas 3 – 4 – 9

Interpretaciones clave para desencadenar la lógica del nombre propio

Escribiré sobre interpretaciones que estimo fundamentaron el desencadenamiento de la lógica del nombre propio en la paciente. Tomaré el tema de las interpretaciones más en relación a cómo se producen en el analista y de cómo éste debe dejar que se produzcan. Hay una cuestión básica en el psicoanálisis: entender que partimos de que todo hablar básicamente es metafórico. Que todo hablar sea metafórico no excluye sino que por el contrario funciona no sin ella, a la metonimia. Dicho en términos freudianos, en todo hablar aparece una condensación que representa lo que se quiere decir, y esa condensación se produce en un contexto de desplazamientos. Estoy tomando la teoría más básica de Freud en Interpretación de los sueños. Nuestro hablar intenta a cada momento dar cuenta de la cuestión que quiere transmitirle a su o sus interlocutores y no puede hacerlo de otra manera que no sea produciendo interpretaciones. Interpretar, pues si quiero hablar de un objeto material tengo que describirlo en palabras y de algún modo voy a terminar nominándolo, no es lo mismo que diga que tengo un grabador o que diga que tengo una radio portátil. Se parecen, inclusive si se hiciera una descripción superficial no habría mucha diferencia aparentemente; pero sin embargo tengo que producir una interpretación: “eso es un grabador”. Para interpretar, nomino. Esto ocurre mucho más cuando no me estoy refiriendo a un objeto material sino tratando de plantear un concepto abstracto. Por ejemplo en este capítulo: la interpretación. Voy a proceder por interpretación de lo que les quiero transmitir a ustedes. Les digo esto porque no hay que olvidar que ya el inconsciente procede por interpretación. Lo que da base a psicoanalistas importantes como Donald Winnicott para determinadas estrategias de interpretación. Lacan en Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, dice que “el inconsciente procede por la interpretación y habla por boca del analista”. Ahí también habla de “el carácter fundamentalmente trans-biológico de la paternidad”[1] y dice: “esta dimensión la encontraremos siempre, (fíjense que la palabra es fuerte: siempre) y si queremos formalizarla /.../ merece que se maneje con más prudencia, -pues se fió demasiado, digamos, del formalismo de fracción que resulta de señalar el lazo entre significante y significado mediante una barra intermedia (obviamente se esta refiriendo al algoritmo de Saussure). No es que sea ilegítimo considerar que en ciertos momentos esta barra indica en la relación del significante con el significado un valor equivalente al expresado por su uso como fracción en el sentido matemático del término –(fíjense que cuando él dice en ciertos momentos ya está reduciendo el alcance, ya no es el Lacan que va a hablar del algoritmo saussureano como en La instancia de la Letra en el inconsciente, ya se está poniendo límites.

Pero desde luego no es el único (vuelve a afirmarlo)– Entre el significante y el significado, hay otra relación -la de efecto de sentido- Precisamente cuando se trata en la metáfora de destacar el efecto de sentido no se puede nunca sin tomar precauciones y de esa manera tan azarosa, manipular esa barra en una transformación fraccionaria, cosa permitida si se tratase de una relación de proporción.” Fíjense que está estableciendo una diferencia entre la matemática pura –llamémosle así- y la utilización de algunas formas de la matemática, para formalizar y formulizar su teoría. Toma una fórmula que se desarrolla en el escrito con el que está polemizando y dice: “Esta fórmula es a todas luces insatisfactoria. Primero porque es sabido que no es posible que haya tales relaciones del significante consigo mismo ya que lo propio del significante es no poder significarse a sí mismo sin engendrar un error lógico”. Observen que coloca al tema del significante sustrayéndolo de la sola matemática y lo introduce en la lógica.

Pero además lo introduce desde algo propio del significante que por lo tanto en la matemática no puede ser representado. Y trae una complicación para la lógica que esté en que el significante no puede significarse a si mismo. Conocen varios ejemplos que da Lacan, pero el mas recordado es el que “la palabra obsoleta no es la misma palabra obsoleta cuando yo digo que esta obsoleta ….” entonces con esa palabra, con ese significante, él fue produciendo efectos de sentido diferentes, no contrarios, pero sí diferentes. Y dijo: “basta para convencerse de ello referirse a las antinomias que surgieron en cuanto se intentó una formalización lógica exhaustiva de la matemática” ahí produce otra diferenciación. Existe la lógica matemática, etc., pero sin embargo va a plantear que no se pudo hacer una lógica que dé cuenta exhaustivamente de la matemática.
Salto a: “la interpretación no esta abierta a todos los sentidos. Sería hacer una concesión a los que claman contra el carácter incierto de la interpretación analítica el decir que, en efecto, todas las interpretaciones son posibles, lo cual es enteramente absurdo”. Esto me parece muy importante, porque todavía hoy dentro del movimiento psicoanalítico hay quienes discuten la ocupación tanto de Freud como de Lacan, de darle una legalidad a la interpretación, de sacarla del terreno de la arbitrariedad. La interpretación no es un golpe de intuición del analista meramente, no es simplemente olfato. Si una interpretación está bien producida y produce por lo tanto el efecto correspondiente, podemos reconocer en ella que se ha cumplido con algunas reglas, con algunas leyes del arte de interpretar. Que el efecto de la interpretación, (fíjense que está diciendo el efecto de la interpretación, no la interpretación) como he dicho sea aislar en el sujeto un hueso, un Kern, para decirlo como Freud, de non-sense, (de no sentido) no implica que la interpretación misma sea un sin-sentido.” Plantea una diferencia entre la interpretación y el efecto de la interpretación.

El efecto es ir llevando al sin sentido, pero eso no quiere decir que la interpretación sea un sin-sentido. Dice: “La interpretación es una significación que no es una significación cualquiera” o sea la coloca en el terreno de significar. “Viene aquí a ocupar el lugar de S, e invierte la relación por la cual en el lenguaje, el significante tiene como efecto al significado. El efecto de la interpretación es el surgimiento de un significante irreducible.” Vuelve a aparecer el significante irreductible y sin sentido como efecto final. Hay que interpretar en el nivel de s minúscula. Recuerden el algoritmo saussureano, que es con el que está trabajando en ese momento: S/s -s minúscula era el nivel del significado- Recuerden que lo hemos trabajado en el primer módulo: la interpretación destinada a iniciar el movimiento de la transferencia, que se producía si el significante cualquiera, o sea el analista era capaz de ubicarse en el lugar del significado del sujeto. De ahí caían entonces los paréntesis y se abría el juego, el movimiento de la cadena significante inconsciente. Entonces, “hay que interpretar en el nivel de s (minúscula) que no está expuesto en todo sentido, que no puede ser cualquier cosa, que es una significación aunque sólo se alcance por aproximación sin duda.” Esto es otra cosa importante: la interpretación va alcanzando por aproximación. Tampoco existe La Interpretación que da en el centro del blanco al primer tiro. “Lo que allí hay es rico y complejo cuando se trata del inconsciente del sujeto, y esta destinado a hacer surgir significantes irreductibles, non-sensical, hechos de sin-sentido”. Después tomó el trabajo de Leclaire. Les recomiendo el libro que aunque este pasado de moda. Es un libro lindo para leer, se llama Psicoanalizar. De paso les doy un chimento, así lo leen con más ganas. El fantasma que construye Leclaire allí, es su propio fantasma. Cuenta su propio análisis en ese libro. “El trabajo de Leclaire, en ese mismo artículo, ilustra muy bien el tránsito de la interpretación significativa hacia el sin-sentido significante, cuando nos muestra para su obsesivo (que era Leclaire ...!), la fórmula Poordjeli, que une entre sí las dos sílabas de la palabra licorne (unicornio), permitiendo introducir en su secuencia toda una cadena donde se anima su deseo.”
Entonces, Lacan parte en “La instancia de la letra”, de esta fórmula de la metáfora:

F S
S

Donde Uds. pueden ver que la función metafórica tiene que ver con el algoritmo de Significante sobre Significante, lo cual formuliado por Lacan, les da que la significación resultante va a ser igual a:

S = S (+) s

El significado donde se produce el atravesamiento de la barra de la represión, eso es lo que está indicado ahí con el signo + (van a ver además por qué) que van a significar al significado, que es la s minúscula). ¿Por qué pone el signo +? Porque además de indicar con eso que se atraviesa la barra, o sea que el Significante que estaba inconsciente, reprimido, atraviesa la barra y significa al significado, produce un plus de sentido. Es lo típico de la poesía. La poesía nos dice lo que nosotros decimos en palabras pavas, lo dice en palabras que no sólo nos significan lo que quiere significar la poesía, sino que lo significan bellamente.

De ahí Lacan sigue trabajando sobre esto y más adelante, en otro trabajo (que para hoy preferí no tomarlo), sobre la significación del sujeto, donde comienza a trabajar en el camino de ir hacia la cuestión de la metáfora paterna. Entonces, les plantea esta fórmula de la metáfora.

S S’ S 1
S’ x s

Fíjense que varió un poco con respecto a la primera. Pero no varía en esencia, eso es lo que vamos a ver.
Hay algo que tiene que ser significado, que es la (x), para lo cual hay un significante que lo esta significando, en la fórmula de la metáfora que plantea ese significante va a caer al fondo y otro significante va a aparecer en ese lugar, que es el que va a significar a la x, pero la va a significar no sin relación con el significante caído. Esto es lo que plantea Lacan con esta flecha, donde entonces la significación la plantea como 1 –significante– sobre la s minúscula.

Siempre uso el mismo ejemplo, que además lo inventé yo y se divierten mucho cuando lo cuento, por eso lo retomo. No es lo mismo que un caballero le diga a su dama: “no puedo quitar mi vista de las perlas de tu boca” o que le diga: “no puedo sacar mi vista de los plomos de tu boca”. Es obvio que en ambas formulaciones se está hablando de los dientes de la dama, pero el efecto que va a producir en la dama, y el resultado que va a obtener, ¡seguramente no va a ser el mismo! Eso es la metáfora.
Desde allí vamos a la metáfora del nombre del padre, como clásicamente la plantea Lacan:

NP DM NP A
DM Signif. al $ Falo

Agregué de mi cosecha puntas que indican sentido a las flechas de los vectores de los dos primeros algoritmos. Creo interpretar acertadamente la intención de Lacan al escribirlos. Lo que plantea es: hay que significar a un sujeto. Hay un sujeto que va a ser significado, ese sujeto es significado en primer lugar por el deseo de la madre (DM), pero el deseo de la madre, si las cosas andan bien, va a caer al fondo ya que conlleva la transferencia del deseo infantil de recibir el falo del padre. Como consecuencia es sustituido por el nombre del padre (NP) que recibe dicha transferencia. Entonces, el nombre del padre, va a significar al sujeto. Esto lo marca (NP) en el sentido que el nombre del padre va a hacer que desde el lugar del otro (A) el sujeto reciba la significación fálica (Falo).

Esto así aparece como una fórmula matemática, pero desbrocemos un poco. Con lo cual ya estoy entrando en el caracú del tema de los nombres en el caso de Lucía Luciano. Si pensamos que cada uno de estos elementos es de por sí, cometemos un error porque el deseo de la madre de traer una criatura al mundo obviamente ya es un efecto de la relación de esa mujer con el nombre del padre que representó para ella, aquel padre del cual quería recibir primero el pene y después el hijo –se entiende que estamos hablando del inconsciente– O sea que el deseo de la madre no es simplemente recibir una criatura, no es simplemente recibir un falo así en abstracto como podemos estar diciéndolo para entendernos rápidamente en los formuleos, formalizaciones, etc. Sino que ese falo que está esperando la madre va a tener una serie de rasgos que tendrán que ver con lo que esa mujer admiró en el padre y con lo que esa mujer tiene de nostalgia en relación a lo que en el padre no encontró. Pueden tener más o menos suerte. Pero no vale sólo eso así en seco. La pequeña Lucía, la niña previa a la castración y la que se confrontó con esta, observó una relación entre su padre de los documentos y su padre biológico, su madre y la esposa de éste. Después de la muerte de aquél muchas significaciones previas se fueron cambiando y se fueron montando nuevas escenas como en un juego de animación computada. Todos esos vectores se pusieron en movimiento en función de esta cuestión de resignificar a aquella niña que fue. Y seguramente estoy dejando mucho de lado, estoy tomando nada más que lo básico. Alrededor de cada uno de estos acontecimientos nosotros delineamos conceptos. Diremos en abstracto falo imaginario, falo simbólico, etc. Pero dentro de esas palabritas encontramos un movimiento que además se realiza singularmente sujeto por sujeto. Cada uno de ustedes debe de tener hermanos o la mayoría, y sabrán que cada uno de los hermanos no tienen la misma idea sobre lo que fue la pareja de los padres. A veces hasta resulta divertido si no fuese porque otras veces se transforma en tragedia o en drama, escuchar las conversaciones de los hermanos sobre los padres. Es como si hubieran tenido padres diferentes … y sin embargo, fueron los mismos. Pero esa trama de diferencias es la que se condensa en el deseo de la mujer de recibir el falo del padre. No es una cuestión simple.

Vuelvo a lo de Lucia Luciano; nuevamente me acomplejó esta cuestión y me obligó a tratar de inventar algunas cosas. Como ya dije en otros capítulos pero considero necesario repetir, los psicoanalistas trabajamos desde nuestra propia subjetividad, en relación a lo que se va produciendo en el consultorio y que va incidiendo sobre nosotros. Esto llevó a la escuela inglesa a trabajar mucho sobre lo que llamaron contratransferencia. Lacan prefirió dejarlo de lado porque empujaba a los analistas a analizar mucho más desde su propia subjetividad que desde la lectura del discurso a la letra del paciente que es la clave. Pero eso no quiere decir que la lectura del discurso a la letra del paciente no se produzca atravesando nuestra subjetividad. Hay una prueba muy interesante que ustedes pueden hacer porque es fácilmente observable. Armen un ateneo, se expone un caso y si el que está coordinando, el que tiene más peso en esa situación, se calla la boca y deja hablar a los demás van a ver que surgen una serie de puntuaciones diferentes sobre el caso. Diferentes en el sentido en que uno puntúa antes, otro después, uno en el medio, otro más allá, uno mete tal frase, otro tal otra, etc. Cuando terminan de hacer ese ejercicio van a ver que la mayoría fue para el mismo lado, acorde al material que se está analizando, pero desde diferentes lugares del material. Eso ocurre porque son orejas diferentes y ojos diferentes los que han estado escuchando y mirando el material.

Por eso me parece interesante lo de Ulloa[2] que voy a transcribir y casi no lo voy a comentar porque se comenta de por sí. Parte de que en la práctica clínica, “pueden describirse diferentes aconteceres. Por de pronto, los siguientes: siento, quiero o no quiero lo que siento, creo –acerca de este querer o no quiere–- lo que siento. Luego vendrá lo memorioso y finalmente algo que denomino: lo impensado. Aclaro que sólo estoy estableciendo una cronología por requisitos de exposición. En la realidad no hay tal secuencia. Siento describe un sentir elemental, aquel que señala que todo organismo vivo es reactivo al medio, o sea que lo interpreta para vivir o para sobrevivir” . Plantea que un sentimiento es una modalidad de interpretación. Pero del organismo. No para decírselo al paciente. “Entonces sentir es placentero o paranoide según lo que interprete. De inicio suele prevalecer el conocimiento paranoide.” En eso coincide con Lacan y muchos otros psicoanalistas. “Es fácil entender que se quiere o no se quiere lo que se siente. Este quiero o no quiero puede considerarse de la primera operación elemental clínica, en tanto promueve acercamiento o alejamiento espacial, o cambios corporales y procesos emocionales.

Desde lo anterior surgen en el psicoanalista las creencias acerca de las causas de estos movimientos y afectos. Estos verbos: siento, quiero, creo, designan la manera como el clínico ‘está afectado’, involucrado emocionalmente, diría afectado, por contagiado, frente al clinado” Así llama al paciente. “Aquí llegamos a una estación importante en el establecimiento de la estructura de demora” La que Ulloa plantea como concepto. “Estar afectado, no sólo significa estar involucrado o contagiado, sino que también tiene el sentido de estar afectado a una tarea. Pues bien, esta vocación esta tarea, en psicoanálisis es la de la abstinencia, que no es tarea de supresión o purificación, sino que se afecta como tarea al estar afectado, involucrado para perfeccionar la acción clínica. Detengámonos. El creo –tal o cual cosa– suele ser la expresión mas frecuente del estar afectado, contaminado. Guarda poca objetividad con lo que el clinado expresa, sino que se refiere a lo que le acontece al clínico frente al estímulo que ha recibido. En este sentido la creencia se emparenta con la sustancia de la cual están hechos los delirios.” Aquí está hablando del analista, no del paciente. “Si el psicoanalista habla desde su creencia, desde su “creo que”, esta sólo opinando. Esta opinión significa más que una objetivación acerca del campo, el imperativo de una catarsis emocional. El abstenerse de esta descarga emocional opinante, transforma el siento, quiero, creo, en algo así como un importante nicho ecológico emocional, pronto a albergar una próxima idea aun impensada.” Aquí está la cuestión clave sobre lo que estamos pensando. Si nos abstenemos se arma ese nicho en el cual va a precipitar una idea impensada. Recuerden lo de Freud: proceso secundario: pensamiento; proceso primario: identidad de percepción. “Se va estructurando la demora por el momento emocional, que agudiza la empatía clínica. Podría generalizar diciendo que un psicoanalista ‘no opina’ -en el sentido que aquí señalo- y que ésta es la primera estación de la abstinencia. Toca ahora el turno a las ideas, a lo específico del pensar. Se trata de un pensar memorioso. De cuatro memorias. Próximo a la creencia no opinada surge la memoria de propias experiencias que evocan en el analista situaciones personales semejantes a las de su analizado. Es la importante memoria la que permite poner en nosotros lo del otro Obviamente está hablando desde otros conceptos teóricos que los de Lacan. “Es la base de la continencia clínica. También la memoria se ocupa de aquellos otros momentos semejantes en la historia del analizado. Es la memoria que permite organizar el hospital del paciente. Por ahí surgirá la memoria casuística que agrupa al sujeto con otros analizados. Finalmente la memoria más importante y frecuente: la memoria teórica, que encuadra en determinado capítulo teórico al paciente y su suceder. Nadie duda de la importancia de la continencia, el historial clínico, la casuística o la ubicación teórica, mas el psicoanalista en acto psicoanalítico si quiere acceder a la singularidad interpretativa eficaz no habla ‘de memoria’.

Pero así como no suprimió el registro afectivo tampoco suprime el importante registro memorioso. Sólo lo demora hasta alcanzar el premio de esta demora. El premio llega en la forma de una idea nueva. Que se articula con lo que llamé el nicho ecológico emocional. Se estructura una distinta relación ideativa-emocional: lo impensado ... hasta ese momento. Lo impensado es el resultado de ambas abstinencias, la de opinar y la de hablar de memoria. Lo impensado es una de esas ideas clínicas que integran el repertorio de las ideas descartables. Se integra en base a dos núcleos: el que resulta de la abstinencia de opinar que agudiza la intuición clínica y el que resulta de la abstinencia memoriosa que acrecienta la eficacia ideativa de la palabra. Lo impensado que habla al y del inconsciente del analizado disparará en éste otro producto: lo impensable, aquello que sólo el sujeto esta en condiciones de advertir en sí mismo. Pero esto es otra historia.” En definitiva, la idea básica es que si el analista es capaz de dejar en stand-by todo ese proceso que se le va armando, en el momento en que dispare lo impensado va a permitir disparar en el analizante lo impensable, que sería la verdadera interpretación. Ulloa estaba muy influenciado por Winnicott, por lo menos entonces. Apunta a esa idea de Winnicott que referí anteriormente, cuando dije algunos grandes psicoanalistas, esa idea de que “la mejor interpretación es la que produce el propio paciente”.

Vuelvo a nuestra amiga. ¿Cuáles fueron las interpretaciones importantes, a mi modo de ver, para Lucia Luciano? Casi como subtítulo les diría que lo interesante es que hay algunas interpretaciones que produje yo como analista y otras que produjo ella, y otras que no se produjeron, pero que estuvieron. En primer lugar, una interpretación a la demanda. Cuando viene a la consulta con su angustia porque se estaba enamorando de un hombre contrario a sus ideales, la pregunta –¿y por qué no?– no es de sentido. Promueve la apertura del análisis apoyándose en el enamoramiento de ella para ir al deseo sin dejarse aplanar por los ideales. Esta es otra paradoja porque siguiendo el planteo de Lacan de que el enamoramiento es el engaño del deseo en el sentido de que se hace creer al deseo que ha encontrado su objeto. Sin embargo en este análisis singular, la pregunta ¿por qué no? que en cierto modo esta avalando el enamoramiento, abre la pregunta por el deseo en la paciente. Claro que es una situación singular, en la que la fascinación fundamental de ella todavía estaba planteada en relación a sus ideales.

En segundo lugar. Ella conocía desde antes de analizarse conmigo la duda sobre su filiación ya que le había sido trasmitida por la propia madre. La madre le había dicho, –vos no sos hija de fulano, sos hija de zutano–. Sin embargo a ella se le mantenía como duda, y con cierta lógica: por que creerle a la madre, ... si le mintió antes, ¿por qué no le mentiría ahora? Esa era la lógica en juego. La primera observación fuerte fue la que le hice sobre que ella estaba negada a través de la negación de su nombre en el apellido del que la registró como hija en el Registro Civil. O sea que al llamarse Lucía Lucia-no, el apellido estaba negando a su nombre. Esta interpretación no le resolvió la duda, que se mantuvo hasta el final del análisis pero facilitó que sobrevolara todo el análisis y arrojara luz sobre diferentes cuestiones claves de su vida, como su primer matrimonio, el segundo, su militancia inicial, su relación con las leyes, delitos menores y política. En todo un psicoanálisis hay algunas interpretaciones claves que fueron absolutamente subversivas dentro del mismo. Pero esas interpretaciones claves son posibles porque hay un colchón de interpretaciones que han ido generando condiciones para que esas claves precipitaran y produjeran efectos. Inclusive interpretaciones que los mismos analistas no recordamos y que años después el analizante nos las recuerda.

En tercer lugar, hay algo del orden de la interpretación que es lo que empieza a provocar que su análisis termine, y que termine en muy poco tiempo, y que no es una “clásica” interpretación. Fue solamente que esta mujer comunicaba dentro del análisis algo que no había comunicado, y no por olvidado sino porque realmente no le había dado importancia. Freud habla de olvidos que no tienen que ver con la represión sino que no tienen no tienen carga suficiente. Aquí lo que hizo el analista fue ponerle en relación la comunicación de la madre (cosa de la que veníamos hablando desde hacia ya mucho tiempo) con la comunicación por primera vez de ella de que cuando la madre, siendo ella púber, le dice delante del otro hombre “mirá, en realidad, tu padre no fue Luciano, sino zutano –el que tenés acá–”, ese hombre esbozó una enorme sonrisa de asentimiento. Eso no había entrado nunca en el análisis. Lo que hice en ese momento fue hacerle notar que no es lo mismo la comunicación individual de la madre, que la comunicación apoyada en la sonrisa del padre, articulándoselo a su rasgo durante todo el análisis de que siempre tenía alumbrada su cara por una gran sonrisa. Inclusive en circunstancias donde me contaba relatos tristes, dolorosos, la sonrisa no la abandonaba. Excepto en momentos muy trágicos o de mucho miedo, como cuando el ejército le allanó el estudio. El articular esos tres elementos: la comunicación, la sonrisa del padre y la sonrisa de ella produce un giro absoluto y retira la duda de aquello en lo que ella se sostenía. Hay un cuarto elemento, que es un acting-in al final de su análisis. Esto fue algo que he pensado mucho y llegue a la conclusión de que era un acting de fin de análisis. Lo cual rompe con varios prejuicios sobre la cuestión del acting-out. Ocurrió cuando se hizo presente en la última sesión, ya acordada como tal, con un enorme helecho. Lo traía abrazado, con su sonrisa más amplia que nunca. Me lo dio diciéndome –acá le traigo este helecho para que no me olvide nunca–. Quedé sorprendido, frío, pensé que por ahí me había equivocado con el final de análisis. Pero bueno, la cosa ya estaba. Paga. Se va. Y a otra cosa ... Bastante tiempo después, tipo tres meses, se me presentó la escena otra vez y entendí: ¡el hecho en el lecho! La interpretación no fue dicha, no la dijo ni el analizante ni el analista, sino que fue representada por vía del acting. Fue dada a ver. Todo eso devino en la caída de Luciano como apellido y la sustitución facilitada por las leyes civiles por Rudoni que es el nombre de fantasía que inventé para el segundo marido. Entonces ella pasó a llamarse para todo el mundo Lucía Rudoni. Interesante si tomamos en cuenta que en el matrimonio anterior se había seguido haciendo llamar Lucía Luciano. Antes de separarse, después de separada, siempre había sido Lucia Luciano, nunca había usado el apellido del otro hombre. Entonces, primera caída del apellido ilegítimo aunque legal, fue resultado del análisis a través de la significación que se le va produciendo en relación al nombre del padre.

Cuando viene a esa entrevista un par de años después de terminado el análisis, preocupada por si estaba haciendo bien o mal el duelo por la hermana y se va concentrando en un acto sintomático que ya relaté. Ese acto según el cual, una noche se despierta el marido y le dice: –¡eh! ¡¿qué estás haciendo?!, ¡qué estás haciendo!-. Ella se estaba orinando en la cama, lo había orinado a él bien orinado. Se despierta, mira y le dice –¡es lo menos que te merecés!– en relación a una interna política en la que ellos andaban, en la cual él la había marginado en relación a un puesto electivo. Fíjense que la interpretación del acto sintomático la produce ella, totalmente fuera del análisis. Hacia ya dos años que había finalizado. Ahí hubo otra interpretación. Es evidente que continuó su análisis sin la persona del analista y le hizo pagar a su cohabitante de lecho su agachada. Con lo cual no es cualquier cosa, porque piensen que en ese sentido fue más allá de la madre. Estamos otra vez en el lecho, en el lecho que es donde la madre se acostaba con su amante, donde queda embarazada de ella, donde la tiene a ella, y luego es donde el amante no la reconoce, evidentemente hasta después de la muerte del marido legal. Y donde tampoco la reconoce, pero sí se hace cargo en buena medida. El lecho fue el lugar de escenas importantes y en él se produjo ese acto sintomático y la interpretación del mismo por su propia cuenta.

Después de eso, por cuestiones de la vida he andado por lugares donde ella anda y me enteré de algo que me permitió captar lo siguiente: se separó de Rudoni. Él se enamoró de otra mujer, se divorciaron. En la siguiente campaña electoral ella como candidata a un cargo electivo, pasó a hacerse llamar solamente Lucía. O sea que dejó de usar el apellido de los papeles del Registro Civil y dejó de usar también el del que a esa altura había pasado a ser su segundo ex–marido. Continuó su saga escribiendo su historia con su nombre propio. Se apropió de su nombre propio y con él sustituyó a lo que según las leyes sociales había funcionado como su Nombre del Padre, el apellido paterno. Se apropió de su propio nombre, para que funcione anudando ese lugar frágil en su estructura. Evidentemente no había forclusión del Nombre del Padre, pero sí sostenimiento frágil del mismo. Los movimientos que fue haciendo terminaron anudando ese lugar con su nombre propio. Hubo actos sintomáticos de cómo fue tomando autonomía de su ex-analista, dejando claro que yo había caído como objeto para ella. Uno fue cuando una persona allegada a mí, sabiendo que ella tenía cierto poder político, se acercó para pedirle un favor. Ella no la recibió, con lo cual puso en acto que no me debía nada, que siempre había pagado puntualmente y que conmigo, a diferencia de con la otra analista no había quedado ningún resto afectivo. Tiempo más adelante, después de esa campaña donde ella se presentó con su propio nombre supe que estuvo haciendo una experiencia de psicoterapia gestáltica. Podrían decirme: entonces el psicoanálisis que vos condujiste falló. Creo que no. No me guío por lo que hacen los pacientes después de los análisis para determinar si el mismo dio buenos resultados, sino por qué le significó para la relación con su propia estructura.

Tuve otro paciente que también considero que llegó a su final de análisis. Era un terapeuta corporal de esos conocidos, importantes. Durante todo el análisis siguió trabajando en eso. Después de haber terminado el análisis, tres, cuatro años después, (no recuerdo), me invitó a la inauguración de un centro especial para ese tipo de trabajos. Inauguró y llevó adelante ese centro de una forma diferente a cómo se lo hacía habitualmente en los lugares de donde provenía. Armó un lugar donde combinaban baños de calor con masajes y con terapias corporales, pero también con comidas naturistas. En fin había combinado una serie de elementos de las llamadas terapias alternativas. Había armado un centro muy lindo. Me contó que después de haber terminado análisis conmigo, un par de años después, se había pasado una temporada en Essalem. Es el lugar más importante en Los Angeles para ese tipo de terapias. Fue la estrella de los años 60, 70. Cuando lo fui a saludar, yo me preguntaba: ¿y esto, no será un fracaso del análisis? Creo que no, que por el contrario el análisis le facilitó seguir mejor su camino propio.
Que Lucía haya echo una experiencia gestáltica, así como que este hombre haya ido a Essalem y haya armado ese Centro, son expresiones que pudieron armar algo según su propia subjetividad independientemente de las creencias del ex analista.
Bueno, paro acá.

Fórmula de la Metáfora S2 $ NP A
Paterna en Lucía Luciano S1 x -fi

Lucia Luciano. La significación fálica de (x) Lucía, siguió los difíciles vericuetos del deseo de esa madre difícil ($). El deseo de la madre se representó por un significante (S1). Ese significante, en tanto funcionó de la manera que funcionó el tal zutano (el amigo de la madre), funcionó como una especie de Nombre del Padre, lo ubico en (S2). ustedes dirán, ¿por qué lo ubicas como S2, por qué lo ubicás ahí? Porque en definitiva, el deseo de hijo por parte de una mujer es una formación del inconsciente. Porque por supuesto toda mujer puede decir que quiere tener un hijo, “quiero tener un hijo” “embarázame” “no nos cuidemos” “dejemos de cuidarnos” pero eso son los enunciados de su demanda. Es en las enunciaciones de esa mujer, en las que van a entender qué es lo que hace que esa mujer esté deseando tener un hijo. Por lo tanto tienen el carácter del “saber del inconsciente” esto es lo que a mí me enseñó Lucia Luciano, ella pudo estar como una más o menos “x” durante bastante tiempo, hasta que finalmente se aclaró para ella su significación fálica. Obviamente no, porque el psicoanálisis se lo aclaró, se hubiera delirado, se hubiera brotado. Lo que hizo el análisis fue rematar ese saber no sabido que ella ya sabía. Esto es lo que me pareció interesante de este caso.

Preguntas y comentarios

Alejandro del Carril: a mí lo que no me quedó claro es la cuestión esta del hecho en el lecho.

Sergio Rodríguez: en qué sentido no te quedó claro.

Alejandro del Carril: me pareció medio arbitrario … lo que me pareció que podía cerrar en alguna punta era el hecho de que lo mea al marido …

Sergio Rodríguez: sí, pero al revés. Me pregunto por qué no me di cuenta antes. El tema es el siguiente, lo que para mí fue muy evidente a lo largo de todo el análisis, es que circulaba alrededor de la oscuridad en cuanto al nombre del padre. Tal es así, que en muchos momentos me interrogaba a mí mismo si no tenía que tener más cuidado, si no podía estar en presencia de una pre-paranoia por ejemplo. Tenía el antecedente de esa alucinación, que no la había perturbado, pero que había estado. Además, es una mujer de un temple querulante como buena abogada. Pero no exagerado, no, estaba dentro de lo común. Pero lo que se me hizo evidente fue cómo ella podía ir trabajando esta cuestión de Lucia Lucia-no. Eso me tranquilizaba y me permitía seguir metiéndome por esos lugares cada vez que aparecían. Es evidente que la resolución de esa cuestión, con la articulación de las dos sonrisas en la comunicación de la madre, inició el fin del análisis. Inició y además lo desplegó muy rápidamente, no me acuerdo si en uno o dos meses. Entonces, todo indicó que eso había sido nodal, había sido el grueso, de ese análisis. Cuando me regala el helecho, en todo ese contexto metonímico, en todo el análisis como contexto metonímico, me permite leerlo más tarde, que me había regalado una metáfora, de la cual ni ella ni yo estábamos informados pero podría haberla interpretado. Pero quedé totalmente tildado. Pero “helecho” es obvio que es un anagrama de lo hecho, echo del hecho, el hecho del lecho.

Participante: no se escucha

Sergio Rodríguez: habría que pensar la diferencia allí. Como tengo conceptuado eso, hasta ahora, es así: el acting-out fue de ella en el sentido en que algo no interpretado en la transferencia ella me lo dio a ver.

Participante: una mostración.

Sergio Rodríguez: sí, una mostración. Si bien durante todo el análisis había trabajado sobre el nombre ella, el apellido que la negaba, la situación confusa de la madre que le presentaba al otro hombre como el padre, etc., nunca había ido a –bueno, pero en ese lecho fuiste producida vo–. De esa manera nunca fue dicho. O sea que en transferencia eso nunca fue dicho. Es un análisis que terminó hace unos doce años –1990–, una cosa así. Yo estaba muy tomado por el tema del nombre del padre, que dentro del psicoanálisis porteño de esa época, se estaba trabajando fuertemente. La ligazón de eso con el acto sexual de ambos padres biológicos y conflictivamente simbólicos, quedó como en sombras. No se lo había hablado explícitamente. Entonces, lo mío como analista ¿fue un acting-out? Creo más bien que fue una inhibición. Y tomando lo de Ulloa (que por eso se los leí) creo que fue una inhibición efecto de estar muy apegado a la memoria. Tanto a la memoria teórica como a la memoria del caso. Por eso me sorprende de la manera que me sorprende. Me acuerdo de la escena. No les digo que me angustié, pero me desconcerté, quedé perplejo. Tendrían que haberla visto entrar con un helecho enorme. Además con una sonrisa también enorme. ¡¡Le brillaban la cara y los ojos ...!!

Participante: pregunta que no se escucha

Sergio Rodríguez: de paso digamos que fue evidente que quedé perplejo por el hecho. Se me vino encima toda la memoria teórica. ¿Atravesó el fantasma? ¿Se identificó al sinthome? ¡Qué sé yo! ¡¡Todas las cosas se me ocurrían!! ¿¡Me equivoqué!? ¿¡El psicoanálisis no terminó!? ¿Está en hipomanía? Eran todas ideas que se me venían a la cabeza, se las cuento porque fue así. Pero, ya estaba. No tenía nada más que hacer. A menos que hubiera podido interpretar la cuestión, aunque si la hubiera interpretado, el análisis también hubiera terminado ese mismo día, no hubiera seguido, pero en cierto sentido hubiera terminado mejor. Pero, me la banqué, no había nada más que hacer. Mala suerte. Uno se equivoca más de una vez. Dos o tres meses después me vino la ocurrencia, ”el hecho en el lecho”. Recién ahí me tranquilicé. Por eso, creo que de mi lado, más que acting-out fue inhibición. ¿Por qué le mostraba qué y a quien? ¿En transferencia a quien? ¿En tal caso en transferencia a la teoría? Creo que de mi lado fue inhibición.

Participante: pregunta que no se graba

Sergio Rodríguez: no nos olvidemos de que ella me dice algo así como que me regalaba ese helecho para que quedara en mi memoria para siempre algo del orden del monumento, que me torne inolvidable ese análisis. Le podría haber dicho algo así como: “lo inolvidable es que de ese hecho en el lecho fue usted el producto”, con lo cual ambos hubiéramos entendido que ese hecho en el lecho era entre la madre de ella y el amante. Pero bueno, eso dicho a la distancia. Así cualquiera puede. Es casi como cuando vamos al supervisor y el supervisor entiende todo y uno pasa a sentirse un estúpido que no entendió nada. ¡El supervisor juega de afuera y así es más fácil!




[1] cosa que sigue siendo cierta aunque existan las pruebas de ADN, porque obviamente la paternidad no depende de la biología, por lo menos no depende fundamentalmente de la biología.
[2] Publicado en Psyche No 7 de marzo de 1987 y con modificaciones en su Novela psicoanalítica.