Lo imaginario de la universidad contra el psicoanálisis, lo Real, a favor

Psyche Navegante No 68
www.psyche-navegante.com
Sección: Dossier


Tema: El futuro del psicoanálisis atacado por los imaginarios universitarios y políticos y favorecido por la imposibilidad de encorsetar la reproducción de lo real.

Un mensaje de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires removió el avispero del mundillo psicoanalítico. Dicen en él, que respaldada por la firma del Presidente de la Nación con el aval de la CONEAU, la comisión universitaria que avala o rechaza pretensiones de instituciones y corporaciones empresarias para ser autorizadas a expedir títulos universitarios, obtuvieron autorización para expedir unos cuantos. No es demasiada novedad. Otras instituciones vinculadas a la enseñanza de las concepciones de diferentes autores psicoanalíticos ya lo venían haciendo, menos espectacularmente. Por ejemplo, rubricando acuerdos para sostener postgrados en el seno de universidades públicas y privadas ya existentes. También empresas y servicios hospitalarios, ofrecen postgrados pero sin aval universitario. Varias de las universidades estatales ofertan postgrados fabricados por su propio cuerpo docente (es lo único económicamente rentable en ellas). Muchos colegas participan de la actividad universitaria, como una forma de asegurarse transferencias de alumnos de los respectivos currículos para sostener sus consultorios. En fin, nos encontramos ante un típico fenómeno de mercado. Como tal, ni bueno ni malo. La sociedad hace mucho tiempo, mucho antes de la aparición del capitalismo, consume no sólo sobre la base de la producción sino también de la circulación e intercambio de mercancías. La cual fue tomando formas diferentes, en absoluta relación a las modificaciones que se fueron produciendo en el desarrollo de las fuerzas productivas. La práctica psicoanalítica es una mercancía novedosa (100 años) que se produce y vende como resultado de ningún altruismo, sino del deseo que habita a sus oficiantes y del goce que satisfacen tanto por los efectos que producen en la cura, los descubrimientos que dicha práctica permite, así como por el dinero que obtienen de su ejercicio. Los que reciben sus beneficios, no sólo son pacientes y analizantes, son también clientes. El diccionario de la Real Academia Española da las siguientes definiciones de cliente: Del lat. cliens, -entis.

1. com. Persona que está bajo la protección o tutela de otra.
2. Persona que utiliza con asiduidad los servicios de un profesional o empresa.
3. Por ext., parroquiano, persona que acostumbra comprar en una misma tienda.
4. Por ext., persona que compra en un establecimiento o utiliza sus servicios.
En consecuencia no hay razones para escandalizarse de que la práctica psicoanalítica sea objeto de fenómenos de mercado.

Un fenómeno de mercado evidente en la Argentina y que perjudica a los productores de la mercancía psicoanálisis, está relacionado al menos con las siguientes variables:
1) Aumentó enormemente el egreso de psicólogos y médicos (profesionales autorizados de manera diversa a practicar psicoterapias).

2) No aumenta en la misma proporción el poder adquisitivo de la población como para costear privadamente el usufructo de los servicios de un psicoanalista. El sistema público de salud no sólo no mejoró, sino que se deteriora. Los prepagos, sistemas privados de seguro médico, han retrocedido en el nivel y cantidad de prestaciones de psicoterapia. Tienden a emplear preferentemente cognitivistas conductistas y otras variantes psiquiátricas y psicoterapéuticas que se ofrezcan como oficiantes de psicoterapias breves, las que efectivamente resultan tales en toda la extensión del término, incluso por la brevedad de sus resultados. Pero para la relación costo/beneficio en términos dinerarios, resultan mucho más funcionales que los psicoanalistas para esas corporaciones empresarias que absorbieron también a las obras sociales de los sindicatos. Y la ley de la mayor ganancia manda, sin competencia posible. Peor aún, si el estado la favorece, como ocurre con la resolución presidencial informada por la Asociación del mail. 3) Prácticas psicoanalíticas como la predominante en APDEBA y otros sectores del movimiento, han mellado la eficacia de la cura que ejercen sus titulados[1], lo que redunda imaginariamente, desprestigiando al conjunto de los psicoanalistas y al psicoanálisis mismo. Razonablemente, a la gente poco avisada le resulta difícil distinguir apriorísticamente entre los psicoanalistas, ya que este apelativo cobija a todos los que lo enarbolan. Éste tipo de situaciones, se vienen planteando hace poco más de 15 años a partir de Francia, en varios países de Europa, en Brasil donde la Iglesia Universal de Dios aprovechando su inserción entre los parlamentarios de Lula procura apropiarse de la autorización de títulos de psicoanalista. En nuestro país, antes más veladamente y ahora por “mérito” de apdeba (la prefiero en minúsculas) a cara descubierta, ocurre un fenómeno parecido.

¿Qué hacer ante la ofensiva estatizante sobre el oficio de los psicoanalistas? Algunos viejos franceses, imbuidos de los aires maoistas de 1968, se han lanzado a armar complicadas alianzas con Tirios y Troyanos para combatir dichas ofensivas. Curiosamente, ya que en París VII algunos y en París VIII otros, fueron vanguardia en instalar la enseñanza de psicoanálisis en la universidad. Y acá en la Argentina impulsaron la segunda fractura en la Escuela Freudiana de Buenos Aires como parte de una maniobra destinada a hegemonizar lacaneadoramente la facultad de psicología de la Universidad de Buenos Aires. Coincido con Lacan, en que la protesta lo único que hace es darle entidad a aquello contra lo que se protesta. Lo que en el tema que estamos hablando, lo único que haría es redundar. Creo que mucho más positivo que organizar grandes bloques para impedir algo que está funcionando hace muchos años, resultaría más positivo aprovechar esa fuerza al modo del judo, para desequilibrar dicha ofensiva a favor del desarrollo del psicoanálisis. Para lo cual el psicoanálisis puede contar con un aliado inestimable, lo que no cesa de no escribirse –lo Real-. Ya ocurrió con las terapias alternativas y las de autoayuda. Ante los primeros sufrimientos las masas acuden corriendo a ellas. Pero cuando el síntoma no cesa de escribirse soportado en lo que no cesa de no inscribirse, el sujeto, a ciegas, poseído por un saber que no sabe que lo posee, entra a buscar algo distinto a lo que quiso encorsetar su síntoma y adaptar su malestar, algo que sepa que hacer para reubicarlo ante su sufrimiento. Ese es el momento del psicoanálisis y del psicoanalista capaz de hacerse cargo de su responsabilidad en la transferencia.

Dicho de otra manera. El movimiento psicoanalítico que éticamente se hace cargo de su responsabilidad de confrontar a los sujetos con sus reales, debe responder: 1) Afinando sus herramientas para ampliar la eficacia del psicoanálisis en la cura de las dolencias psíquicas. 2) Trasmitiendo nuestra teoría y práctica, según las condiciones que indica la ruptura epistemológica que significó el descubrimiento del Inconsciente y la estructuración de la experiencia humana entre los registros simbólico, imaginario y real y según la función de anudamiento que juega el síntoma – sinthôme, para desplegar la producción en lazos sociales que funcionan ordenados y desordenados por diferentes discursos[2].

3) Participando con otras disciplinas en los nuevos horizontes que están abriendo las investigaciones neurobiológicas, colaborando para que ayuden a encontrar los puentes neurofisiológicos y corporales en general, por los cuales se trasmiten diferentes articulaciones y movimientos borromeicos, al accionar de los seres de habla.
Un psicoanálisis y psicoanalistas eficaces, son la mejor garantía para superar las maniobras burocráticas de aquellos que tratan de salvar su incapacidad con artilugios burocráticos universitarios.
Más allá y más acá de lo que quienes lean esto piensen sobre el valor de la homeopatía, se hace evidente que armó su espacio, sobre la base de tomar de la medicina los elementos de semiología y clínicos necesarios y de la psicología otros. No perdió tiempo en luchar contra la alopatía. Propuso sus propias estrategias terapéuticas, que llevan adelante con todos aquellos pacientes que se hartaron de sobremedicaciones, aunque no sepan nada sobre la perversión de la medicina que ha ido induciendo el poder de las corporaciones farmacéuticas. La formación de los homeópatas se hace a posteriori del título de médico. Mi planteo con respecto al psicoanálisis va bastante más allá, pero en las formas tiene cierto parentesco con la experiencia homeopática y con la de la configuración actual de los psicoanalistas argentinos.
La validez de cada psicoanalista la dará después, lo que cuenten quienes fueron sus pacientes sobre su calidad como oficiante.



[1] Me refiero a eso en otro artículo de este número de Psyche Navegante, al que nombré: Psicoanalista no es un título.
[2] Ver el artículo referido en la llamada supra.