La Patria debe ser para todos, excepto para los Pattis

Psyche Navegante No 72
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Área: Actualidad
Sección: Última Hora

Argentina 2006: La lógica del Todo, pretende renegar de la castración y sólo logra lo peor. La del no todo no asegura nada, pero genera condiciones sociales un poco más promisorias.

Epígrafe:
-----Mensaje original-----
De: Emilio Rodrigue
Enviado el: Viernes, 21 de Mayo de 2006 05:30 p.m.
Para: Sergio Rodríguez
Asunto: saudades
Querido Sergio.
Fui a tomar una cerveza en la playa y me bajó una onda de saudades. Estoy leyendo
Huellas[1] con atención y veo que estuviste en la Catedral en 1955. Yo también
estaba en esa hora. Que julepe!!
Un abrazo
Emilio
Querido Emilio: Efectivamente estuve. E intenté participar con un amigo, del asalto a una armería que había tomado la ALN. Te imaginarás que los muchachos de camisa parda y Cóndor en el escudo de la abrazadera, rajaron al pichi y su amigo sin mayores miramientos.
Un abrazo y ..........¡forza Emilio!
Sergio

Participé del 25 de mayo de este año en la Plaza que en 1810 albergó al nacimiento de la Patria. Fuimos con Laura porque pensamos que había que apoyar al Presidente de la Nación por lo hecho hasta ahora y para colaborar con los mejores, para inclinar para este lado la bolsa de gatos en que se transformó el campo que lo apoya, tras el ingreso de advenedizos arribistas y oportunistas como Barrionuevo, varios intendentes del conurbano y otros más.
Pero mis expectativas se vieron ampliamente rebasadas desde la consigna que presidió el acto, -La Patria somos todos-. También por verificar que la marea humana que Clarín, citando a otros –ella es una corporación de negocios mediáticos transparente, objetiva y virginal-, estimó en 350.000 personas, estaba compuesta en un 80 % por los mejores gatos entre los que nos incluimos. Gatos predominantemente pobres, con otros de capas medias como nosotros, morochos y blancos sin segregaciones, unidos por un mismo ideal enunciado en la consigna que presidía el acto: “Construir una Argentina para todos”. Ni que decir el efecto que produjo la participación de artistas de integridad probada que subieron al escenario, así como el de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo ocupando los primeros planos del mismo. Recordé a mis viejos amigos y compañeros desaparecidos en los fatídicos 70 y conmovido hasta las lágrimas pensé: “Ahora, pueden sonreír”. Mientras, escuchaba comentarios a mi lado de gente que decía, -“Es la primera vez que vengo a la plaza a apoyar a un Presidente”-. Pensé: “¡Oia!, yo también”.

Había ido en otras oportunidades, pero para apoyar la vuelta de la democracia contra intentos golpistas.
Fue un punto que me facilitó retrosignificar los últimos tiempos. El pataleo de los grandes terratenientes furiosos porque para que el precio de la carne no se dispare, les pusieron coto a las enormes ganancias que acostumbran. El retiro de corporaciones extranacionales porque les cortaron las uñas que les crecieron largas, en el menemo-cavallo-delaruato. La tontería de una parte de la izquierda, que supone que la política es efecto de la pura voluntad y que sólo saben de aritméticas para cálculos dinerarios y no para correlaciones de fuerza. O de fóbicos de Alta Mira que en nombre de la pureza prefirieron quedarse mirando por TV. lo que hacían las masas de las que se creen vanguardia y dicen representar sus intereses. Gatos que se retiraron, dejándole toda la bolsa a los bichos de albañal. Ni que decir la absoluta des-Carriada e iluminada, funcional a las corporaciones mediáticas, como lo fueron los que luego armaron la Alianza para el Retroceso, de la que formó parte hasta que el barco se empezó a hundir. Todo eso se fue agolpando en mi recordar.
Pero particularmente el episodio por el cual los parlamentarios le impidieron asumir a Patti, acusado con evidencias, de crímenes y torturas. Ahí Macri y López Murphy volvieron a unirse para defender su pollo, junto a Chiche la perdedora, al conservadurismo provincial y lamentablemente a una parte de la UCR. El espectáculo más obsceno lo dio el diputado
Azcoiti al usar su experiencia de secuestrado y torturado para defender al torturador, diciendo que las garantías constitucionales son para todos. Su intervención pone sobre el tapete dos cuestiones claves. 1) La lógica del no todo. La castración del lenguaje y su vehículo, los discursos, hace que no existan los absolutos que deliran a una Lilita y ponen de rodillas a este diputado. Es la que no logra impedir que en las sociedades siempre haya intereses contradictorios obligando a sus ciudadanos a tomar partido. Toda lógica se funda a partir de que el axioma que la origina excluye algo. La ilusión de la democracia perfecta, sólo sirve para darle alas a los que aprovechando ese paraguas, conspiran contra ella. Como el puñado de militares retirados y 6 en actividad que hicieron su acto el 24 en plaza San Martín, en defensa y reivindicación de la represión ilegal (pattistas) y amenazaron con bombardear al Presidente Constitucional. La democracia, como lo registraron los alemanes tras la segunda guerra mundial y al precio de muchos millones de muertos y destrucción, tiene que excluir a los que conspiran contra ella. Luego, vendrá la pelea porque no sean utilizadas contra la misma, dichas cláusulas restrictivas. Pero eso también es una constante social producto de la castración antes referida. Ninguna ley escrita es capaz de legislar todo eficazmente, siempre habrá conflictos en torno a sus alcances. 2) La idealización del masoquismo como civilizatorio. La mayoría de las culturas creen que la posición masoquista es un bien supremo según el cual el que la practica se desprende de su propio bien en beneficio de un bien social superior. Fue el semblante que presentó el diputado radical Azcoiti a los diputados, usando lo que fue su sufrimiento bajo los pattis de su ciudad. Desprendidamente los defendió en nombre de la Constitución y la ley. Se presentó así como un desinteresado idealista. La verdad del pepino es que lo único que buscó, fue hacerse objeto del amor de otros, para lo que pagó una vez más poniendo el cuerpo. Lacan tuvo razón cuando planteó que el masoquista, buscando hacerse objeto del deseo del otro a través de su propio sacrificio es la perversión que dirige el juego. Gracias a que existen dichos masoquistas, los sádicos pattis, pueden funcionar como instrumentos del goce de los que les facilitan su goce. Esta vez, tratando de hacer diputado al comisario de countries bacanes.
Párrafo aparte merece la tan meneada concertación. Desde la lata de conservas de La Nación, hasta la corporación de medios clarinetistas, berrean. ¿Por qué el gobierno no incluye a Macri, López Murphy, Carrió, Sobisch? Como ejemplo contrario idealizan a La Moncloa[2] y la Concertación Chilena. Flacos de memoria, olvidan de donde estaban saliendo los españoles y el precio que pagaron, necesario, justamente para salir. Olvidan que los chilenos reunieron a socialistas, y Demócratas Cristianos que después de haberse neutralizado ante Pinochet, luego se volcaron en contra como hizo aquí la UCR con el proceso; pero dejaron afuera a Joaquín Lavin y su partido, que defendían las conquistas pinochetianas. Otra vez quieren hacer creer en una lógica del todo, que no defienden cuando están en el poder, como ocurrió con Cavallo (apadrinado en su momento por Chacho Alvarez), Menem y De La Rúa. Para que la Patria seamos todos tienen que quedar fuera de la concertación los que cultivaron la dependencia cavallista[3], pero formando parte de la oposición legal. Y no pueden acceder a puestos electivos quienes mataron y torturaron en nombre de la dictadura militar que asoló y hundió al país hasta el extremo de llevarlo a una guerra perdedora. No olvidemos Malvinas, ante cuyo cenotafio hicieron el acto el puñado de golpistas antedichos.
En el epígrafe reproduzco un intercambio de mensajes cursado entre Emilio Rodrigué y yo. El 16 de junio de 1955 no nos conocíamos aún, Ambos fuimos a la Plaza a defender al gobierno constitucional del general Perón. Emilio tiene razón ¡Qué julepe! Ninguno de los dos era peronista. Sí, constitucionalistas. Él tenía 32 años, yo estaba por cumplir 17. Seguramente no sabíamos demasiado bien por qué íbamos, pero fuimos.
Foto: Jorge Sánchez
Hoy casi 51 años después, no nos arrepentimos. Vimos morir mucha gente en esa plaza. Sólo tenían palos en la mano para defender al gobierno en el que creían. Mientras, cobardemente, algunos oficiales de la marina los ametrallaban y bombardeaban desde sus Gloster Meteor. Luego el 16 de septiembre de 1955 el que tal vez haya sido el mejor presidente que tuvo la República, asustado, le entregó el poder a los verdugos que dieron inicio a la caída argentina que aún no hemos logrado detener.
Raúl Alfonsín, 27 años después lo imitaría con la siguiente argumentación “[4]Por un lado había un alzamiento militar/.../ y por el otro un ejército que se negaba a reprimir (no era así, según sus propias declaraciones en otra parte del mismo libro, ya que parte de ese ejército, más la aeronáutica, la policía y la gendarmería lo respaldaban) Los desenlaces posibles de esta situación, en el caso de que mi conversación con Rico no culminara con la extinción del motín, incluían una pueblada que podía desatar la guerra civil o bien un colapso de la autoridad constitucional, que en ese contexto también podía desatar una guerra civil.” Ambos presidentes, a la hora de la verdad, prefirieron conciliar con los futuros destructores de la Argentina, que apoyarse en la pueblada. Así nos fue. Treinta mil desaparecidos muestran que si Perón paró la guerra civil en 1955 facilitó el prólogo de lo que desembocó en lo que el general Balza acertadamente calificó de cacería y que devino en 30.000 desaparecidos. El temor de Alfonsín a la pueblada desembocó en golpes de mercado e hiperinflaciones que le abrieron las puertas a Cavallo, Menem y De La Rúa (incluido Chacho Alvarez mentor de la incorporación de Cavallo al gobierno de la Alianza) y la desocupación y el empobrecimiento masivo más grande de la historia.
Ojalá Kirchner no ceda y la pulseada la ganemos los gatos mejores. Si nada de esto pasa, los senderos se bifurcaran nuevamente. Seguiremos recorriendo el jardín de rosas social, a veces con bellos pétalos y exquisitos perfumes, pero nunca, sin espinas.
[1] Huellas de la Memoria. Enrique Carpintero y Alejandro Vainer. Editorial Topía
[2] Acuerdo entre los principales partidos españoles para salir del franquismo manteniendo la monarquía constitucional
[3] Cabeza ideológica como ministro de economía de Menem y De La Rúa
[4] ¿Por qué, doctor Alfonsín? Libro reportaje de Pablo Giussani Ed. Sudamericana Planeta 1987