En los albores del siglo XXI: diagnósticos y tratamientos de las psicosis

Psyche-Navegante No 70
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Dossier: Ante los ataques al psicoanálisis

Trabajo presentado en las: Jornadas Nacionales Psicosis – Psiquiatría – Psicoanális
“Encuentros y Desencuentros”, Organizadas por el Departamento de docencia e investigación y el Servicio Emergencia 1 del Hospital José T Borda el día 10 de noviembre del 2005
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Comienzo defendiendo la psiquiatría de finales del siglo XIX y la mayor parte del XX, que con fina observación diferencial y razonable lógica ordenadora, supo reconocer los grandes cuadros psicopatológicos y sus subsidiarias expresiones diferenciales. Histeria, Neurosis Obsesiva, Fobias, Paranoias, Melancolías, Psicosis maníaco depresivas, Esquizofrenias.

El DSM IV en cambio, refleja la disgregación que está empujando globalmente en la “aldea”, la acción del gran capital financiero, las grandes corporaciones de medios masivos de comunicación, y algunas otras (farmacológicas, de narcotráfico y de armamentos). ¿Por qué? Porque a estas, a diferencia de los capitalistas de la revolución industrial, no les importa nada del producto que pueden producir. A Henry Ford I, su producción le importaba tanto como la ganancia que podía lograr, pues sentía que lo representaba. A los que nombré, sólo les importa la diferencia de u$s o Euros que pueden hacer. Son irrepresentables, pues sólo podrían representarlos el signo $ que “mata todas las significaciones”[1] o “un pasamanos” (frase conque definen sus haceres).

El DSM IV sólo habla de trastornos. Palabra definida por el Diccionario de la Real Academia Española, así: “m. Acción y efecto de trastornar o trastornarse. 2. Alteración leve de la salud.”. Trastornar: De tras1, por trans-, de una parte a otra, y tornar.1. tr. Volver una cosa de abajo arriba o de un lado a otro.2. Invertir el orden regular de una cosa.3. fig. Inquietar.4. fig. Perturbar el sentido, la conciencia o la conducta de uno, acercándolos a la anormalidad. La droga lo TRASTORNÓ. Ú. t. c. prnl. Se TRASTORNÓ tanto que parecía loco. Ú. t. en sent. fig.5. fig. Inclinar o vencer con persuasiones el ánimo o dictamen de uno, haciéndole deponer el que antes tenía. A esto reducen los burócratas simplificadores del sistema de salud norteamericano y de la OMS, procesos tan complejos como los que se producen por cómo reaccionó cada uno, ante el “lote que le tocó en la vida”[2]. Parental, fraternal, económico, social, genético, inmuno- endocrinológico, etc.

Mutatis mutandis para el DSMIV no existen, como entidades, las paranoia o las histerias, para tomar dos ejemplos enormes. Dice el pediatra argentino Federico Polack en un reportaje que le hizo el psicoanalista platense José Ioskyn[3], ese tipo de cultura cree “en lo que llaman "transformational vocabulary". Este es un tema fascinante donde enseñan a los profesionales y ejecutivos a reemplazar ciertas palabras por otras "menos malas". Por ejemplo, uno nunca esta enojado sino perturbado. Enojado es malo. Uno nunca está disgustado sino confundido.

Disgustado también es malo. Con una actitud positiva se arregla todo.” En “...las instrucciones escritas que le daba el motivador profesional" del trabajo (a un odontólogo hermano del que respondió al reportaje). El problema era que todos los otros dentistas del trabajo se lo creían, o hacían como si se lo creyeran. Por lo que en el trabajo no había lugar para reírse. En estas sesiones confesionales entre odontólogos, algún director testimoniaba sus culpas y luego todos cantaban una canción que aun recuerdo de memoria. "Me levanto a la mañana con el sol en mi cara. Mis necesidades son metafóricas y el mundo es un lugar feliz". Ese tipo de canción, usado también al comenzar la jornada en las empresas japonesas y desde “las cuatro modernizaciones” en las chinas, es la típica sugestión de masas analizada por Freud en Psicología de las masas y análisis del yo cuando el ascenso del nazismo.

La Cultura del DSM hace efectiva la clarividencia de Gregory Bateson. Los mensajes de doble vínculo a la vez que empujan la disociación y disgregación típica de la esquizofrenia, tienen como contrapartida el sincretismo de esa patología. La reducción a trastornos y confianza en la autoayuda, haría del que lea un libro de autoayuda una réplica, casi una clonación. Son manuales del tipo de los del plagiario Jorge Bucay, que llamó a uno: Cuenta conmigo. ¿Si dicho manual les enseñaría a auto ayudarse, para qué necesitarían contar con el autor?

Creo que hay mucha más coincidencia entre los buenos psicoanalistas y los buenos psiquiatras, que entre aquellos psicoanalistas y/o psiquiatras que se rinden a la mediocridad de los DSM. A los burócratas de los estantes nacionales y mundiales de la salud pública se los puede entender y hasta perdonar, no son más que eso: burócratas. Pero no hay que hacerles caso porque destruyen el buen arte de curar.

Mis aproximaciones psicoanalíticas a los diversos cuadros de psicosis tuvieron como puntos de partida: Freud, Helen Deutsch, Winnicott, Gregory Bateson, Lacan, Fidias Cesio, Enrique Pichon Riviere, José Bleger. Desde ellos y mis 35 años de experiencia transcurrida, trato de hacerme una composición sobre las diferencias etiológicas y fisiopatológicas de los principales cuadros, como un instrumento necesario para: Primun non nocere, en segundo lugar diseñar las estrategias más adecuadas para el tratamiento de cada cuadro y cada persona y en tercer lugar, producir las maniobras tácticas conducentes según cada situación.

Para lo que trato de reconocer los border line, las psicosis no desencadenadas, para no desencadenarlas. Diferencia con el kleinismo que suponía que era mejor presionarlas al brote, para empujando la regresión a los núcleos psicóticos, volver a llevarlos a la normalidad con un proceso reconstructivo de la personalidad nunca conseguido. Ver: José Bleger (Psicoanálisis de encuadre psicoanalítico) en Simbiosis y Ambigüedad y David Rosenfeld (APDEBA) en Revista de Psicoanálisis tomo XL No1 Hipocondrías, delirio somático, y esquema corporal en la práctica psicoanalítica. Muestran ahí, como desencadenaron algunas.

Paranoias: Provienen de la forclusión del Nombre del Padre, del fracaso de la Metáfora Paterna y de la vuelta del significante desde lo real y como real, con la envoltura de la alucinación y la respuesta delirante que permite sostener un delirio lógico, mono sistemático, que evita la disgregación pero excluye al enfermo de vinculaciones sociales más o menos estables y con un grado adecuado de consistencia. Mi estrategia con ellos es ir por los márgenes y en momentos puntuales y adecuados, interpretar cuestiones inherentes a lo que los estructuró forclusivamente. A la vez estoy permanentemente atento a encontrar aquellas pasiones que entreguen insumos útiles, para colaborar con ellos en que re-anuden su estructura a través de lo propio gozante, que les facilite (simbólicamente) escribir su propio nombre y vincularse socialmente.

Esquizofrenias: La forclusión fundamental es la de la estructura significante como sostén capaz de representar al sujeto aún en su falta en ser y de ser. Dicha forclusión no estructurante, que se constituye como respuesta del bebé a una modalidad de enunciación de la función materna, ambigua, de doble vínculo; lo deja en la trágica posición de no poder reconocer y apropiarse de los significantes que lo representen. Dicho fracaso arrastra por anticipación lógica la imposibilidad de que se constituya la función del Nombre del Padre que en consecuencia, queda también forcluido. Esta desestructuración exige un trabajo del psicoanalista que ayude al paciente a ir construyendo ortopédicamente un yo, una red de signos a la cual anudarse por lo imaginario, aunque sea como precario sostén.

Melancolías: Freud planteó: –la sombra del objeto perdido cayó sobre el yo-. José Grandinetti en 1990[4] agregó: –la sombra del yo cae sobre el sujeto-. Articulo ambas y observo: -la sombra del objeto cayó sobre el yo y este sobre el sujeto, deteniendo su deslizar debajo de los “cadenudos”. De ahí que el melancólico tenga tanta dificultad para aceptar haber perdido lo ya perdido. Lo que si no afloja, lo fija narcisística y mortíferamente al tiempo de la pérdida. El resultado es una posición masoquista que lo acerca a dicha perversión. Perversión que enseña Lacan, es la directora de las demás. De todo esto, la viscosidad de la libido del melancólico y su retracción narcisista al propio cuerpo, a monofantasías y actos auto y hetero agresivos. Hasta ahora, fue el único suicidio logrado por un paciente de estas características, que sufrí en toda mi práctica. A mí es la entidad con la que me resulta más difícil trabajar. Trato con ellos de facilitarles advertir esa impotencia para dar por perdido lo perdido, que además generalmente, es lo que nunca lograron pero sí fantasearon tener. También trato de colaborar con ellos para ayudarlos a sustraerse de la posición de hacer de la parte, todo.

Psicofármacos: Importantes transformadores de la energía circulante que exigen para su administración, gente experta y en permanente actualización. No se debe dejar de tener presente, la posibilidad de que se produzcan reacciones paradojales que podemos explicar más fácilmente si tenemos en cuenta las relaciones entre el punto de vista económico, el dinámico y el estructural, de Freud. Por ejemplo, los peligros de suicidios en las euforizaciones –por foxetinas y otros antidepresivos. O por los erradicadores de alucinaciones como las olanzapinas, que pueden generar vacío y angustia psicótica.

Novedades neurobiológicas: 1) Seguimientos por Resonancia Magnética con contraste y observación de reacciones neuronales ante experimentos diversos. 2) Reconocimiento más preciso de micro zonas de la red neuronal y sus funciones. 3) Reconocimiento más minucioso del mapa genético y sus funciones. 4) Estructura de relación entre sectores y funciones de la red endocrina, sus productos, el sistema de defensas del organismo y la red neuronal central y en órganos particulares (estómago por ejemplo). Abren posibilidades enormes de investigación conjunta a psicoanalistas y neurobiólogos. Investigaciones que traerán novedades para uso en común y desencuentros. Pero lo básico: no colocar “el carro delante de los caballos”. Psique y cuerpo son inseparables, pero el alma conduce aunque sea el cuerpo el que finalice. Tanto en los funcionamientos como en la muerte. Recupero de las Series complementarias de Freud: Filogenia, Ontogenia, Trauma, que incluyen la respuesta del viviente a las magnitudes de excitación externa (Real), base de las futuras responsabilidades de cada sujeto.

Ante estas complejidades, las terapias conductivo conductuales, de la misma manera que los manuales de autoayuda y los DSM, no son más que malas gomerías de rutas de tierras desérticas. A lo sumo, sirven como puentes hacia la buena colaboración entre buenos psicoanalistas y buenos psiquiatras para lograr la cura de “la miseria neurótica”[5].



[1] Lacan: Seminario de la carta robada (Escritos I)
[2] Aristóteles
[3] Y publicado en este dossier, así como en otras revistas de la especialidad
[4] Artículo en Psyche
[5] Freud: Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica