Cuando la inocencia no vale

Psyche Navegante No 74
www.psyche-navegante.com
Área: Actualidad
Sección: Última Hora

Tema: 28 de julio 2006, más de 600 muertos en su mayoría civiles, pueblan los cementerios de ambos lados de la frontera israelí-libanesa. Nuevos tributos, al Dios oscuro de la guerra.


Julio del 2006. Niños de origen árabe e israelí, mueren nuevamente en una guerra abyecta. Son los únicos en ella, que mueren inocentemente. No sólo porque no les dieron tiempo de pecar, sino también, porque no llegaron a sostener por acción u omisión a los que los llevaron a morir.
Las dirigencias de fundamentalistas islámicos y del gobierno israelí se justifican: daños colaterales imposibles de evitar. La comandancia israelí declaró: nuestra aviación volanteó la zona avisando que íbamos a bombardear[1]. Esos chicos aún no sabían leer y muchos de ellos, los más pobres, probablemente nunca lo hubieran sabido. Además no siempre avisaron, porque en función de la razón de estado, buscaron la sorpresa en varios de sus objetivos civiles.
Unos defienden su democracia teocrática, su paz y su tierra. Los otros, su teocracia, sus creencias religiosas y su tierra, ubicada de antiguo en los mismos territorios que los que reclamaron y obtuvieron los otros. Creencias que cuando los fundamentalistas islámicos tomaron el poder en Somalía, los llevaron a comenzar su accionar fusilando a dos chicos en la tempranía de su adolescencia, por estar mirando en la televisión un partido del mundial de fútbol. Democracia israelí, que autoriza a torturar y matar[2], si le resulta necesario. Inmediatamente, la inmensa mayoría de las masas “bien y mal pensantes” sin excluir a muchos psicoanalistas, se dividieron entre unos y otros. El racismo aparece de varias maneras y con cualquier color. Por ejemplo, de color ateo, como se declaró el jefe del ejército israelí.
Para mi sorpresa, recibí de Carlos de los Ríos Möller, colega chileno, dos mail con poemas y sentencias anti-judías. Lo conocía como psiquiatra y psicoanalista, formado con Mauricio Goldenberg en su exilio en Venezuela, auto proclamado surrealista, freudiano, lacaniano, fidelista y chavista. Lo que mejor resume dichos envíos, es este mail que venía como adjunto y que se lo había enviado el hermano: Subject: El Líbano Date: Fri, 21 Jul 2006 21:31:08 +0000 >Hola hermano, recibí el poema. Aqui va un regalo. ¡La cagaron estos judíos!
Circula un llamamiento encabezado por León Rozitchner[3], acompañado con las firmas de otros intelectuales incluidos algunos psicoanalistas “progresistas y políticamente correctos” que entre varias alusiones anti-imperialistas dice: “No hace tanto tiempo, las palabras judío y oprimido se cruzaban con alguna adecuación/.../ La masacre actual excede todo lo conocido. No son los datos con su abrumadora evidencia los que horripilan, sino la repetición en medio del silencio cómplice del mundo llamado civilizado. Es preciso detenerla para que judío y masacrador no se vuelvan sinónimos.” Se hace evidente que lo que más preocupa al filósofo “marxista” y demás firmantes, es salvar del desprestigio a dicha etnia. Quieren detener la masacre “para que judío y masacrador no se vuelvan sinónimos” idea que responde a la misma lógica de “las palabras judío y oprimido se cruzaban con alguna adecuación”. Parece que en su angustia étnica, se le evaporaron los argumentos marxistas sobre las sociedades divididas en clases. Lo que por supuesto incluye a su comunidad, como lo muestran regularmente las actitudes diferentes que tomaron en nuestro país dirigencias como la de Beraja y DAIA ante el atentado contra la AMIA, y la que propugnaron los familiares de las víctimas.
Utilizar la victimización propia para "limpiar" deudas propias, no sólo no sirve, sino que estimula la calesita repetitiva. Una cosa es acusar a los responsables de barbaries dentro de la propia etnia y hacerles pagar sus culpas por vía de las leyes y la justicia, -el movimiento de derechos humanos en la argentina con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo a la cabeza y como consecuencia la mayoría de los argentinos habitualmente tan denostados por muchos de los propios argentinos, es un ejemplo. Y otra cosa es usar el paraguas de sufrimientos anteriores para limpiar la imagen de lo peor que suele habitar a cualquier comunidad con la intención de salvar a dicha comunidad”[4]. En los campos nazis, murieron además de 6.000.000 de judíos, tres millones de gitanos (etnia muy minoritaria con respecto a la judía) y gente de otras etnias, además de comunistas, socialistas y homosexuales.
Lo que se le suma dicha declaración, es que no dice una palabra sobre los crímenes cometidos por Hezbollah, Hamas y en general la política de atentados masivos e indiscriminados de los fundamentalistas dentro del islamismo, que han llegado a inmolar a niños de diez años utilizándolos como “hombres” bomba para matar a otros niños y demás civiles. Probablemente piensen, que no hay que denunciarlos porque están luchando contra el imperialismo.
Curiosamente sobre esa misma declaración, Juan Tausk profesor de la facultad de psicología especializado en mediación, dice: “En verdad, es un texto mas propio del fundamentalismo árabe .No solo no concuerdo en absoluto sino que apoyo a Israel en su intento de sobrevivir a la masacre que le desean no pocos de sus vecinos árabes y mas de un judío renegado como los que firman la nota.” Es fácil advertir la polarización en que ha caído este profesor de clínica devenido en “mediador”. Incluso su desinformación, que no le permite saber que entre los árabes, que también son semitas, hay muchos no musulmanes y entre los musulmanes, muchos no fundamentalistas y que no desean entrar en guerra con Israel. Pero si en la noche todos los gatos son pardos, en la ignorancia y las pasiones, las generalizaciones hacen su cosecha.
Podría seguir dando una serie de ejemplos de dislates que esta situación ha producido. Pero considero que con éstos alcanza.
Me propongo, utilizando herramientas de nuestra práctica y su conceptualización, analizar esta situación.
Lo primero que me salta a la vista, es la conmoción y polarización que la misma produce. Caen multitud de presupuestos y sobreentendidos. Así, quienes se consideraban compañeros se enojan y se enfrentan. Quienes suponían ser tributarios de una práctica común, por ejemplo el psicoanálisis, se confrontan y hasta tratan de degradar a sus antiguos colegas. La guerra anglosajona contra Irak, conmovió y convocó la alianza de los que en general funcionaban aliados. Con ésta, eso no pasa. ¿Cual es la, o las razones?
Si bien generalizar, es un fenómeno habitual enraizado en la función de lo imaginario para anudar los tres registros de la experiencia en función del despliegue de los lazos sociales, ocurre en esta circunstancia que la misma se ha tensado hasta la crispación, perdiéndose sobredeterminaciones, particularidades, y ni qué decir, singularidades.
De la misma manera se ha reforzado entre los polemistas, la renegación (desmentida, para Etcheverry), lo que se evidencia en el artículo y declaración de Rozitchner. Tanto con respecto a las diferencias corporativas en la judeidad, como a la acción de los fundamentalistas dentro del islamismo. Ni qué decir la inconsistencia guerrerista de Juan Tausk.
Ambos bandos en guerra, se presentan como víctimas de secuestros, matanzas y expoliaciones. También lo ven así, quienes polemizan desde cualquiera de los polos. Por supuesto se han derramado ya, ríos de bits sobre las causas de la guerra. El petróleo del golfo, el peligro musulmán, el imperialismo israelí, el anglo sajón, etc., etc., etc. Casas más, casas menos, la trama de intereses que de una forma u otra, están detrás de toda guerra: apropiarse de lo que el otro dispone.
Porque los psicoanalistas no ignoramos dichos factores, podemos y debemos ir más lejos para entender las confrontaciones que se arman entre aquellos que hasta ayer, eran amigos, y hasta aliados. Para eso tenemos que repasar algunas constantes que estructuran a los seres parlantes, buscando entender repeticiones que se hacen presente en muchos conflictos, incluso más cotidianos y banales que las guerras. Buscaremos así, colaborar en la medida de nuestras posibilidades, en tratar de reencauzarlos de un modo mucho más civilizado.
El punto de partida radica en el muro que levanta el significante entre seres que necesariamente deben asociarse socialmente para gozar y que como resultado de la primacía de aquel, no pueden hacerlo desde otra posición que la asocialidad del narcisismo, la pulsión, -con su circuito de muerte-, el deseo, y no saberes radicales. Todos elementos, que dificultan el entendimiento entre los humanos.
Los tres efectos del significante, -lo simbólico, lo imaginario (sostenido en la especularidad) y lo real-, incidente sobre las pulsiones-, generan diferentes condiciones de posibilidad. Lo imaginario alimenta las tendencias a generalizar y hasta a universalizar, perdiendo de vista particularidades y ni qué decir, las singularidades. Y es fuente de encandilamientos, rivalidades y agresividades. Lo real, lo radicalmente no sabido, sorprende, angustia y si no se logra resolver de modo suficiente y en tiempo adecuado, suma tensiones violentas, lleva a culpar al otro y convoca afanes de dominación sobre él. Lo simbólico, por medio de la letra (litoral entre lo simbólico y lo real) trata de horadar a éste último. Pero también, cuando no lo logra, imaginariza banderas simbólicas desde las cuales atacar al que se culpa de la insatisfacción.
Dicho de otra manera, ninguno de los registros ni su anudamiento, le evita la castración a la especie y sus peores consecuencias. Es una trágica característica de los humanos. A la inmensa mayoría, se les torna insoportable lo real y su cuota de azar, y para eludir la responsabilidad de sujeto que la respuesta a dichas circunstancias exige, prefieren victimizarse buscando la compasión del otro y a través de la misma, su amor y protección. Cuando dicha posición les fracasa, muestran las uñas y atacan. Con razón, Lacan señalaba al masoquismo como la perversión que dirige los juegos perversos[5].
También llamaba a eludir la segregación, el aislacionismo, el considerarse los elegidos, los excepcionales y en función de eso, cuestionar la religión de los judíos en el seno del movimiento psicoanalítico[6]. Agrego: y cualquier otra religiosidad, incluida las “científicas”, las ateas, las marxistas.
Esta es una de las guerras, en las que no hay inocentes, con excepción de los chicos muertos.

[1] Ver: www.televerdades.com
[2] Ver en este mismo número el artículo de Laura Lueiro: Derecho de defensa o cómo matar sin culpa.
[3] Que antes, había publicado un artículo en Página 12 con argumentos similares
[4] Extraído de un fragmento mío de una carta dirigida a Alvaro Vives en relación a un llamamiento que circula encabezado por León Rozitchner
[5] Ver: Seminario de la Angustia
[6] Proposición del 9 de octubre de 1967, tal como fue efectivamente formulada y publicada en Ornicar 1 en castellano