Cambios en la Cultura Global: efectos

Psyche Navegante No 64
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Área: Actualidad
Sección: Última hora



Tema: Cansancio físico y mental. Descreimiento, desprecio y odio por los dirigentes en general. Corrupción horizontal y vertical. Delincuencia, inseguridad. Pesimismo a futuro. Dichos que insisten en los consultorios. ¿Causas? ¿Posicionamientos de los psicoanalistas?

“Pero siendo mi propósito escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente ir directamente a la verdad real de la cosa que a la representación imaginaria de la misma. Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a como se debería vivir, que quien deja a un lado lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe[1], si se quiere mantener, que aprenda a poder no ser bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad”
Nicolás Maquiavelo (1513)

La globalización, globalizó también circunstancias del alma. Ellas pasan a ser temas recurrentes en los oídos de los psicoanalistas y en la vida propia de cada uno. Cansancio. Descreimiento y desprecio por los dirigentes políticos, sindicales e institucionales en general. Crisis de la educación en sus tres niveles con la utilización del postgrado como una pura fuente de negocios y una respuesta escasa al desconcierto. Errancia de los profesionales por el desempleo o por empleos pagados miserablemente pero con trabajos super exigidos. Difusión de prácticas corruptas en las alturas y en las bases. Delincuencia e inseguridad urbana y agraria. Masividad del consumo de drogas, sin distinción de edades ni capas sociales, aunque afectando más a los jóvenes y empujándolos a riesgos mayores. Irritabilidad entre capas sociales y sus movimientos. Lo que se hace evidente en fanatismos polarizantes como los cambios de humor en la opinión pública o en algunos de sus “targets” con respecto a fenómenos como el de Blumberg o el de los piqueteros. Operaciones perversas de los medios masivos de comunicación con su joya más evidente: la televisión basura. Pérdida de la ternura por los niños, que era una adquisición reciente de la especie. La tornan pieza de museo, hechos como los de Belestan, Atocha, bombardeos israelíes a barrios palestinos, utilización por organizaciones palestinas de niños bomba (10 años), destrucción por las tropas anglo-yanquis de barriadas enteras irakíes, devastación de las torres gemelas, prostitución infantil, etc.,. En fin: tendencias centrífugas a la disgregación de la Cultura.
Los argentinos solemos creer que las desgracias sociales son fenómenos que nos afectan sólo a nosotros. Suposición fundada en el narcisismo que siempre tiende a creer centro del mundo: a quien porta. Ese hablante que porta. Éste sería lo mejor o lo peor de todo. En cualquiera de las dos formulaciones: lo más. Cae en considerarse lo menos valioso cuando el tirabuzón de dicha lógica gira hacia esa voluta, cuando gira a la inversa, se supone “lo más”.

La Cinta de Moebius, nos facilita ver cómo la torsión ejercida antes de cerrar el encuentro entre sus dos extremos les impide a las hormigas advertir que pasan de una cara a la otra de la cinta.
El narcisismo que nos sostiene a los seres parlantes, padece de la misma dificultad que las hormigas dibujadas por Escher sobre esta cinta de la ilustración. Con mirar noticiosos o leer diarios, es fácil advertir que con particularidades propias de cada región, nación o etnia, son fenómenos que emergen en todos los puntos del planeta, desde el primero al cuarto mundo. La generalización de los mismos me lleva como psicoanalista a analizarlos con nuestras herramientas, para contribuir con otras disciplinas sociales y de las ciencias básicas, en la búsqueda de acotarlos.
Algunas cosas están ocurriendo en la Cultura que funcionan como causas y razones de toda esta “sin razón”.
A mi modo de ver la primera está asentada en que no hay hablante ser que pueda pensar y pasar a la acción sino, desde sus límites narcisistas. A pesar de “cualquier buena intención” no hay sustrato material ni personal que genere en nadie las condiciones para saber y sentir lo que otro sabe inconscientemente, y siente en consecuencia. Según conjeturo, ese movimiento continuo al que estamos condenados circula siempre dentro de ese lugar de atrape en el centro del anudamiento real, simbólico e imaginario. Ahí se encuentra lo único que somos: objetos a, “la verdad real de la cosa”, de la que propone partir Maquiavelo y que Lacan escribió así en su nudo aplanado[2].

Verdad que solamente puede presentarse en significantes inconscientes, los de la lingüistería de Lacan, con sus potencialidades e impotencias, con sus posibilidades y sus imposibilidades y a que través de alguna consecuencia imaginaria van a ser componentes que contribuirán a hacerla verdad parcial. Dicho narcisismo es movido por deseos inconscientes que se desprenden de lo que siempre queda sin resolver de las demandas, por defecto o por exceso. Recibe el impulso de lo que predomine en las pulsiones parciales y de los puntos en que cada una de ellas se halla, en el recorrido a que la lleven sus vicisitudes en torno del objeto. Objeto que con su ausencia las “destapa” o con su presencia las tapona. Todos aconteceres singulares de cada actor. No salen del individuo hasta tanto no reingresan a la demanda obligados por el hecho de que para producir algo hay que entrar en vínculos sociales. Por eso mismo demanda que no puede, de alguna manera, no tener que tener en cuenta al otro. El deseo, desea. La pulsión presiona. Hasta ahí, el otro no es tenido en cuenta. Y cuando se entra al lazo social para producir lo que se anhela, no puede hacérselo desde otro lugar que desde el narcisismo, pero exigido de alguna manera a tener en cuenta al otro. La mejor o peor acción de cada quien, no depende tanto de alguna virtud en más o en menos que tenga, como de las cotas y las costas que le ponga o no el lazo social, el vínculo con el otro.
Esto que ha sido siempre así y que fue muy bien advertido por Georges Bataille[3] tiene las mismas consecuencias que tuvo en todos los tiempos pero con otra cualidad.
Dos factores se potencian para eso. Por una parte como ya lo había calculado Vladimir I. Lenin en su libro célebre El imperialismo fase superior del capitalismo, los capitales tienden a concentrarse en grandes corporaciones que van prefiriendo la inversión financiera. Lo que trae como consecuencia que no estén interesados en qué rubro de la producción o el comercio invierten el excedente, sino en hacerlo en los que suponen les va a producir ganancias más rápido y con mayor monto. De ese modo para esta variante del capitalismo, el único significante que vale, es “el que mata todas las significaciones”[4].
El otro vector está planteado por la multiplicación exponencial de desarrollos técnicos, que básicamente se sostienen en y sostienen a: la lógica amoral del mercado[5], o sea la de la tasa de mayor ganancia. Desarrollos técnicos que han revolucionado la informática, las comunicaciones, la ingeniería industrial y la comercial, las armas, los fármacos y la medicina. Ambos vectores acentúan las tendencias a la disgregación enunciadas supra.
La combinación de ambos factores, al mismo tiempo que abarata costos amplía el desempleo, reduciendo la masa de clientes. Es una Cultura que no sólo estrecha el nivel de influencia de los ciudadanos[6], también desaparece a masas de clientes. Este tipo de capitalismo autofágico, en tanto está condenado a devorarse así mismo al devorar a quienes lo alimentarían, preocupa a capitalistas como George Soros, porque podría conformar la “última fase del capitalismo” como planteaba Lenin en el libro citado, pero sin una alternativa sustitutiva como la que ilusionaron los socialismos[7]. El peligro de estar entrando verdaderamente en el final de la historia, como lo predecía en el título de su best seller Francis Fukuyama en los “años locos de los 90”.
Pero no es lo único que esta combinación diabólica nos trajo. En las épocas previas de la humanidad, más o menos hasta el siglo XIX y con un salto cualitativo en los finales del XX y comienzos del XXI, tanto los instrumentos de producción como las mercancías producidas estaban acotados porque los saberes productores, el desarrollo de las fuerzas productivas, también lo estaban. La explosión multiforme y en constante aceleración que ocurre particularmente a partir de los años 80 del siglo XX, produce un cambio brusco y masivamente inesperado. El “progreso” simbólico imaginario con sus efectos sobre las cosas materiales, imprevistamente amplió en proporciones equivalentes, el anillo de lo real. Ese vuelco exponencial de lo real sobre los pobres diablos que somos los seres parlantes, produjo perplejidad, anonadamiento, desconcierto y como respuesta el puro moverse, hacer. Respuestas lógicas, en tanto no somos más que objetos del fenómeno. Como dice un viejo refrán “no se puede estar en la procesión y repicar las campanas al mismo tiempo”. Distinto ocurrirá, si algún futuro trae como efecto que algunos sujetos desde su castración ($), hagan producir nuevos y mejores sentidos a la castración en el Otro (A).
Podemos hacer un ranking de los progresos y sus efectos más impactantes, sin perder de vista la base constante de la estructural voracidad narcisista, particularmente de las grandes corporaciones capitalistas. Estructural, ya que quienes la atenúan son eliminados por la competencia, de la misma manera que las que la exageran. 1) La automatización y robotización industrial, con su consecuencia de expulsión de mano de obra y liquidación de clientes. 2) La industrialización de la medicina con la prolongación masiva de la expectativa de vida, que sumada a lo referido en el punto 1 ha dañado en sus bases al sistema de seguridad social keynesiano. 3) El desarrollo de las comunicaciones audiovisuales globalizadas casi a tiempo real (simultaneidad entre la emisión y la recepción entre diferentes puntos del planeta) y sus consecuencias particulares en el manejo de la comunicación televisiva, las transferencias financieras y en la ingeniería empresaria al facilitar enormemente el traslado de plantas productivas completas. Los efectos de la globalización televisiva y su penetración en los hogares, ha reestructurado al Poder. Los núcleos de éste, yendo por orden de importancia del centro a la periferia, son ahora: 1) las corporaciones del capital financiero y del resto del capital. 2) Los grupos corporativos de medios masivos de comunicación. 3) Las fuerzas armadas. 4) Las corporaciones políticas y las sindicales. Los cambios en la comunicación, tienen como uno de sus más exquisitos representantes al teléfono celular, que le permite a cualquier jefecito introducirse impunemente en la oreja y la vida de su subordinado en cualquier momento y lugar, reduciendo estos oídos a servidumbre y contribuyendo poderosamente al famoso estrés. De la misma manera el funcionamiento “on line” de los outlooks, messenger, chats, etc. Que meten en “todo terreno” la voz (amplificada o silenciada) evitando la presencia de cuerpos, tonalidades de piel y gestos. Los psicoanalistas ya tenemos ampliamente registrados los efectos complejos: útiles, perjudiciales y neutrales, que estos acontecimientos en los terrenos de la pulsión invocante, están facturando. Fracturas de parejas, constitución de nuevas, extensión de la masturbación que pasa a ser entonces, no sólo indicio de encierro narcisista y/o de regresión auto erótica, sino a generar condiciones de posibilidad que estimulan el aislamiento individualista. Pero no de autonomía sino masificante, repercutiendo en el crecimiento de la violencia y la perversión en las sociedades “más avanzadas”.
Los gobernantes rusos y norteamericanos se han puesto de acuerdo para darle la espalda al acuerdo de Kyoto con lo que los estados productores del 70 u 80 % de la contaminación ambiental, deciden no pararla, lo que está llevando a desastres ambientales a la mayoría del planeta, incluso a sus propias naciones. La principal responsabilidad recae sobre sus espaldas y las de las grandes corporaciones capitalistas que los estimulan para no pagar los costos que exigiría la masiva reconversión industrial necesaria para “desintoxicar” los procesos de fabricación. Obviamente esa masiva reconversión, también haría atravesar por grandes dificultades a decenas de millones de obreros y empleados comerciales que verían afectadas sus áreas de trabajo. Sería otra escena, pero que no tensaría menos a los múltiples narcisismos que pugnan y acuerdan, en la “aldea global”. ¿Vamos al apocalípsis?. Los pronósticos no sirven. No es la primera vez que la especie imagina próximo su fin. Tampoco sería la primera, que aún a costa de grandes catástrofes, encuentra cómo reordenarse. El futuro dirá.
Aprendiendo del dolor en Carmen de Patagones
Ya había sido enviado al cierre éste artículo, cuando casi como un colofón, se produjo la tragedia en Patagones. Análisis psicoanalíticos minuciosos de la misma, se encararán en un próximo artículo, o en varios. Sólo queremos señalar algo que salta a la vista de las primeras noticias para que sirva como una experiencia, que facilite dificultar trágicos hechos futuros de éste orden.
Según Gabriel Giubelino en Clarín del 29 de setiembre, referido al chico homicida se produjo el siguiente diálogo telefónico: “¿Problemático? Al contrario, contestó por teléfono a Clarín Zulma Durán, inspectora de la rama de Psicología Asistencia Social Escolar del distrito Bahía Blanca-Patagones. “Es muy retraído, introvertido. Su familia siempre lo apoyó. Ante cualquier llamada ellos acudían. Nadie habría supuesto jamás ningún incidente de violencia.” Lamentablemente los hechos demostraron que los supuestos del sentido común claramente expuestos por la inspectora de la Rama de Psicología son completamente erróneos. Si se nota retracción, introversión, en un chico que está saliendo de la pubertad y entrando a la adolescencia, es mejor prestar atención y preguntarse qué le puede estar ocurriendo subjetivamente. Algo lo está inhibiendo para llevar adelante una vida similar a la de sus compañeros. Pensar como piensa la inspectora, es pensar lo problemático, solamente desde un ideal de orden social que no es el habitual para los pibes que dificultosamente atraviesan esa época de la vida. Tampoco se puede pretender saber sobre una familia, solamente por si acudían o no a las llamadas de la escuela.
[1] Si bien “El príncipe” está dirigido a un príncipe, se aprecia en su lectura que trabaja las cualidades que exige cualquier jefatura de estado.
[2] En: La Tercera de Roma
[3] En su libro La parte maldita
[4] Frase emitida por Jacques Lacan en su artículo de Los escritos El seminario de la carta robada. Idea muy parecida a la sostenida por Marx en el primer tomo de El Capital, cuando trabaja El fetichismo de la mercancía.
[5] Reconocimiento preocupado y preocupante hecho en el diario La Jornada de México por Georges Soros uno de los mayores capitalistas operantes en diversos mercados de “la aldea global” e insospechado de ningún tipo de izquierdismo.
[6] Veáse en www.televerdades.com del 23 de septiembre del 2004 La “Paranoia” de la mayor “democracia” del mundo
[7] Zapatero, uno de sus novísimos líderes mundiales no logra imaginar más que nuevas polaridades. Ver www.televerdades.com del 23 de septiembre del 2004