La nueva guerra y la función del psicoanalista en la extensión

Excepto minorías muy minoritarias, la gente está aterrada. Una guerra de imprevisibles consecuencias parece a punto de desatarse. Muy poco sería lo que puede hacerse para detenerla. No obstante, los que no están paralizados por el terror o ganados por el imaginario guerrero, intentan parar la matanza.

Psicoanálisis en extensión
Es responsabilidad de los psicoanalistas intervenir con su palabra. Ésta, para ser consecuente con la posición desde la cual enunciamos, no debe guiarse por pre-juicios, saberes previos, ni pasiones. Debe ser efecto de leer en el discurso del Otro, aquellas enunciaciones que por equívocas, permiten acceder al contexto inconsciente que las causa. Podremos escribir así el discurso inconsciente que enuncia deseos y goces que llevan a la contienda. Luego, cada quien, sabrá qué hacer con eso. Para el método, sabemos, que enunciados y enunciaciones se soportan no sólo en palabras sino también en acciones. La articulación entre ellas, dice mucho más que el palabrerío solo.
Son demasiados los enigmas que esta situación da a interpretar. En este artículo trataré de trabajar solamente sobre lo que observo en el terreno de las causas.
Para eso es importante leer el contexto en que se produjo la situación actual. Como sabemos desde Lacan apoyado en Freud, el contexto metonímico da lugar a la circulación del deseo como inconsciente, y como indestructible. Dicho contexto causa modalidades de goce de los sujetos, que sustituyen con síntomas a esos deseos no reconocidos.
Contexto de posibilidad y goces predominantes
De un lado, previo al atentado contra las torres se había impuesto, casi sin lugar a discusión, el modo de producción capitalista como la forma de lazo social de este momento de la Cultura. Esto ocurrió a la par de que en el terreno científico y tecnológico se producía un salto geométrico que por ahora no encuentra límites, y que facilita condiciones de posibilidad para la globalización del modo de producción hegemónico, y para una progresión ilimitada de expulsión de fuerza humana de trabajo. Esto no ocurre por el desarrollo científico y tecnológico en sí, sino por el predominio de la lógica de "optimización de beneficios" propios de este modo de producción, acentuada por el dominio del fundamentalismo neo liberal. Dicha lógica tiene al "cliente" como su pivote principal. Destinatario de las ventas, también es utilizado como fuerza de trabajo "invisible" a la que se le sustrae plusvalía. El cliente trabaja de peón para los supermercados, de cajero en los "cajeros automáticos de los bancos", de mozo en los restaurantes "free", etc. La obsesión de las grandes corporaciones por mejorar diseños y "packaging" y rebajar lo más posible los precios apuntan a ganar más clientes, o sea gente que desarrolle la doble función de compradores y personal temporario no pago. Para rebajar los precios, apoyados en las nuevas condiciones tecnológicas, amplían sin límite visible la desocupación. Destruyen así, parte de su "mercado" de clientes. A las corporaciones dominantes eso les importaba poco. Lo resolvían trasladando sus capitales a "nuevos mercados". Pero por primera vez en muchas décadas el "modelo" estaba entrando en recesión globalmente: EEUU, Japón y la Comunidad Económica Europea. Además tenían a punto de hundirse a eslabones claves de los países "emergentes", como la Argentina. Claves porque su "falta" (default) podía arrastrar a eslabones como Brasil, lo que sería de consecuencias imprevisibles. La situación había sobredimensionado dos fenómenos anímicos. La depresión reactiva de grandes masas a la marginación a la que habían sido expulsadas, y el odio anómico, anárquico de sectores minoritarios pero con peso, expresado entre otras expresiones en el crecimiento cuantitativo de la delincuencia urbana y en la multiplicación de la agresividad de la misma, manifestada en su marginación de los códigos de la delincuencia tradicional. Favorece este cuadro, la multiplicación del tráfico de drogas apoyados por corporaciones de capitales tan voluminosos, como el City Bank y países como Afganistán.
Otro elemento importante, es el sostenimiento del conflicto árabe israelí, que le sirve a las grandes corporaciones petroleras como seguro de cuña y división de los países en que tienen sus mayores intereses. ¿El precio? Atizar entre sus víctimas, el odio contra Estado Unidos.
Del otro lado: El fundamentalismo dentro de los Talibanes. La misma geografía que los torna inexpugnables, ha facilitado su encierro en creencias fácilmente aprovechadas por la gran corporación económica Bin Laden. Algunas cifras aparecidas en los diarios le calculan un capital invertido en petróleo, construcciones y finanzas de 5.000 millones de u$s. Dichos fundamentalistas tienen la certeza de que Alá es el único dios, y que la misión de ellos es imponérselo al resto de los humanos. No temen a la muerte pues la misma los llena de honor y los deposita en el reino de su dios. Pero como puntualizó en una reunión Rodolfo Satke[1], interpretando la pasión Talibán por cubrirlas totalmente, privarlas de todo derecho y extirparles ritualmente el clítoris, el órgano de goce más sensible que tienen, se puede pensar que se aterrorizan ante el deseo y el goce de las mujeres. Marginalmente, algo de eso entrevió Freud en "Signorelli".
Si para el discurso capitalista[2] la castración imaginaria pasa por la pérdida de ganancias y por la muerte, para ese discurso de amo antiguo religioso, parece pasar por el goce de las mujeres. En dicho discurso, éstas pasan a ocupar el lugar de "a", pero como des(h)echo. Producto del saber religioso de los amos de esa forma del Islam.
Caído el Golem, viva Dios, pero ¿cual?
En el contexto descrito, el colapso de las torres probablemente tuvo, para sus autores materiales e intelectuales, el sentido de destruir el fetiche de un falso dios. Para el gobierno norteamericano apareció como la actitud sacrílega de un grupo de bárbaros que no respetan los valores occidentales concentrados en esas torres: dominación, dinero, protección de los intereses del ciudadano norteamericano hasta fuera de sus fronteras. Como lo dijo el "posmo" tío Tom -Colin Powell- el derecho a hacer negocios con todo y en todo el mundo.
Hemos vuelto al Olimpo y dos dioses se enfrentan. El presidente Bush llama a una cruzada contra los herederos del mal[3], y por una justicia infinita[4]. El infinito, en su recorrido, lleva siempre al lugar de partida. En este caso la injusticia. La masa desconcertada, asustada, le ruega a Bush saber qué hacer. Esto es consecuencia de que la mayoría de los dirigentes republicanos y demócratas, por creencia o conveniencia, quisieran suponérselo. El 95% de los norteamericanos se identifica al "boss".
Los Ulema, se niegan a expulsar al enriquecido terrorista de su país y avisan que si territorios islámicos son atacados quedan obligados a la Jihad (Guerra Santa) Su masa ululante les supone saber La Verdad y se identifica a ellos hasta morir.
Más de 900 años después se reinician las cruzadas y la Jihad. La primera, no para rescatar el santo sepulcro, sino para vengar que hayan hecho de los símbolos del poder del dios dolar un sepulcro. La segunda, para imponer en el mundo el temor al deseo y el goce femenino. Claro que sin por eso descuidar la multiplicación de capital, que según demuestra la familia Bin Laden se puede obtener si se derrota al Satán occidental.
Siglo XXI, Cambalache
Las ilusiones de la modernidad "ilustrada", sobre las que ironizaba uno de nuestros poetas mayores -Enrique Santos Discépolo-, se han venido abajo junto con la torres gemelas. Del derrumbe emergieron dos gemelos en lucha a muerte: los fundamentalistas del capitalismo neoliberal y los fundamentalistas del Islam. Con lo que estoy diciendo que ni todos los capitalistas, ni todos los musulmanes quieren embarcarse en la orgía de sangre que los dioses particulares de ambos fundamentalismos anuncian. Parafraseando al tango de don Enrique, se repite otra vez que en la vidriera de ese cambalache se ve a la Biblia y el Corán junto al "escalafón". Cada contendiente batalla por demostrar que su dios la "tiene más larga y mea más lejos". Lamentablemente en la orina hay bombas atómicas, ántrax reforzados[5], desfoliantes químicos y toda la parafernalia a la que contribuyeron los científicos que se prestaron para ello, tanto en EE.UU, como en la ex URSS.
El ser parlante funciona tensado por tres registros de su experiencia: el imaginario que le da consistencia dentro del lazo social, con su aderezo de rigidez; lo simbólico que causado por su falla tienta nuevas combinatorias, resultando inconsistente, y a veces creativo para agujerear lo real que acosa al sujeto, cuando fallan los otros para operar eficazmente sobre dicha experiencia.
A nivel político mundial, estamos atravesando un momento de predominio de lo imaginario. Quienes no quedamos tomados por ese predominio, no tenemos otro recurso que exigir lo máximo posible a lo simbólico para que abra vías distintas que las de la confrontación desangrante.
Sergio Rodríguez 23-IX-2001




[1] Psicoanalista del Club de Analistas Círculo Freudiano y editor de www.psyche-navegante.com.ar
[2] Quinto discurso matematizado por Lacan en 1972: $/S1....S2/a
[3] Clarín 21-IX-2001
[4] Todos los diarios 19-IX-2001
[5] Pocos días antes de estos hechos los diarios publicaron que los científicos de las fuerzas armadas norteamericanas habían perfeccionado un bacilo de ántrax mucho más resistente para ser usado en la guerra bacteriológica