El traspié de los Kirchner

Psyche Navegante Nº 83 www.psyche-navegante.com
Sección: Última Hora


Tema:
Algunas conjeturas de Sergio Rodríguez, sobre el triunfo de las corporaciones más concentradas de las finanzas y el agro y la derrota del gobierno.

Poder

Poder es, no sólo contar con medios para hacerlo efectivo, sino también saber hacerlo. El principal problema que presenta el ejercicio del poder en la jefatura del Partido Justicialista y en la Presidencia de la Nación, reside en la torpeza que están evidenciando en tejer alianzas y exclusiones, lo que se refleja incluso en el encierro de la cúpula que está decidiendo sus políticas. En estos rasgos residen sus principales debilidades. Parecieran no advertir, que si en política eso siempre resultó perjudicial, en la velocidad de los tiempos del siglo XXI, tornará olvidables a quienes se equivoquen[1]. Así como en la concertación con parte de los radicales, Kirchner concilió más allá de lo necesario con algunos barones radicales y peronistas del conurbano o con algún caudillo provincial como Rovira, el derrotado candidato a gobernador en la provincia de Misiones. Su egocentrismo, lo llevó a la necedad de no tomar registro de dicho acontecimiento, con lo que sembró los vientos de las tempestades que le hizo recoger a su esposa en el destino del decreto 125. La conciliación sin necesidad, y el rencor, son malos consejeros. Ya hay voces que piden la renuncia del vicepresidente Cobos. Le exigen “que acompañe al gobierno”[2]. No tienen en cuenta que el Presidente del PJ y la Presidenta de la Nación, lo tuvieron todos estos meses de florero, tanto a él como a la que corriente radical de la que provenía. O sea, no fueron compañía. Si la Presidenta de la Nación logra reciclar su inteligencia, desprendiéndola de la sujeción simbiótica al masculino que se le impone, reestructurará su política de alianzas y adversarios. De lo contrario, habremos perdido otra gran oportunidad como Nación y sociedad.

Sombras del pasado.

Del 2001 se salió, más allá y más acá de las apariencias, con un tregua inestable. Estabilizada con el 3 x 1 de Duhalde y sus ministros de economía, continuado por Kirchner y Lavagna y una módica quita en parte de la deuda externa, que permitió saldar con el principal acreedor, el FMI y algunos fondos buitres, que insisten en cobrar. Queda, la adquisición de nuevas deudas y el Club de París.

La frágil salida encubrió imaginariamente, a la manera de los olvidos, un dato clave que expresaba la consigna “¡Qué se vayan todos!”, la desconfianza generalizada en los dirigentes políticos. Lo que le dio alas a dirigentes sociales (piqueteros, comisiones de base, etc.) que no traen tras sí historia, ni organizaciones arraigadas y con una parte importante de su masa integrada por desocupados y otras formas de marginados. Marx no confiaba en ese tipo de masas por no tener una ligazón orgánica en función de su participación en la producción. Todo lo que traigo a cuento, torna a dichos dirigentes sociales, de bases inconsistentes. El peligro de esta situación reside en que masas con ese fundamento en sus condiciones subjetivas, que las desaniman, resulten caldo de cultivo para aventuras totalitarias o peor aún para anarquizaciones de “todos contra todos” tipo lo que fueron los Balcanes, o en los 70 el Líbano. Quedó disimulado por el estrepitoso rechazo de la 125 en el Senado, que la semana anterior fue rechazado un veto de Macri a una ley de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, por 56 a 0, o sea unanimidad. Su propia bancada le votó en contra. Los argentinos nos fundamos como Nación, en reacción a la anarquía de los años 20 del siglo XIX, o sea que tenemos historia en esos terrenos. Entre otras cosas descendemos mayoritariamente de etnias con características de ese tipo, andaluces, napolitanos e italianos en general.

Un tema muy relacionado con todo esto es la tendencia al aislamiento y la aceleración de las personas urbanas. Lo que tiende a agravarse, al ir cayendo una cantidad de funciones de las computadoras a expensas de los teléfonos celulares. Esto acentúa las relaciones virtuales, absolutamente fragmentarias y no presenciales. Lo que favorece el fortalecimiento de narcisismos circulares, sin torsiones obligadas, por los vínculos sociales presenciales y como consecuencia a la disgregación. Es mucho más fácil decirle algo a alguien o a varios, por mensaje de texto, que en la cara.

La memoria colectiva

Los políticos, ¿ingenuamente? creen en la memoria de los pueblos. No advierten que como cualquier memoria, pero mucho más cuando es colectiva, es mítica. Cosa que Jung advirtió preclaramente. Lo bueno, es fácilmente olvidado en tanto la rueda de la historia sigue sus “rodadas”. Lo de hoy tapa fácilmente lo de ayer. Es la base lingüística de la represión. Cuando hablo, la palabra que se elige entre sinonímias o antonímias posibles del eje vertical, paradigmático, de cada operación de enunciación, deja caer, subalterniza las otras posibles. Cuando renacen dificultades, se olvida lo bueno que pueda haber habido y sólo se sienten las dificultades que se transitan. Esto está a la orden del día hoy.

Estas cuestiones, hacen de la situación actual, algo muy difícil por la obcecación, el encierro narcisístico de la pareja K, ¿y sus negocios?, y por el encierro narcisístico de los líderes corporativos actuales del movimiento agrario y de la oposición en general. Contribuye la miopía de algunos izquierdistas y los deseos revanchistas de algunos K y lo peor de las derechas, todo montado en la perversidad desinformativa de los medios masivos corporativos. Lucha contra ese “cuesta abajo en la rodada”[3] exige iniciativas vitales e inteligentemente pluralistas, como el importante agrupamiento Carta Abierta[4].



[1] Artículo publicado en este número, La política, la bondad, la maldad y otras cuestiones.
[2] Declaraciones de Miguel Angel Pichetto (diarios del 20 de julio del 2008)
[3] Tango. Cuesta Debajo de Gardel y Le Pera
[4] Agrupamiento que ya reúne las firmas de unos 5.000 intelectuales