Herramientas del Psicoanálisis, para la Cultura y las políticas

“Pero, siendo mi propósito escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente ir directamente a la verdad real de la cosa que a la representación imaginaria de la misma. Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir, que quien deja a un lado lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son”
Nicolás Maquiavelo en El Príncipe


Fui protagonista desde mitad de los 50 hasta la de los 70 del siglo XX, de la pugna por cambiar la política y las sociedades, e instalar el paraíso en la tierra. Ejercimos decididamente la política. Asumimos todos sus riesgos, incluida la equivocación. Soñamos que, como decía La Internacional[1]: “la Tierra será el paraíso, patria de la Humanidad”. O sea: con lo imposible[2]. Escribo impresionado aún por una fuerte crítica que Envar El Kadre[3] hizo en 1982 en su vuelta del exilio, a su accionar guerrillero y el de otros, en la revista Humor. El reportero, también impactado, le preguntó por qué su autocrítica era tan descarnada. Contestó que lo hacía para que los jóvenes no tropezaran dos veces con la misma piedra. No tengo esa esperanza, la piedra reaparecerá de tal manera, que no parecerá la misma. El tropezón será imposible de evitar. Alcanza con observar el resurgimiento de fanatismos fundamentalistas monoteístas, fogoneados por sectores diversos de corporaciones diversas. Pero igual que “Cacho” trato de avisar, de no resignarme a lo imposible. No dejo de desear.

Política: primera aproximación

¿De qué se ocupa la política? De regular el funcionamiento entre los hablantes seres[4], decidiendo la reinversión y redistribución del plus, que sus goces producen diariamente. Arbitra modalidades de producción y comercio. Funciona siempre, bajo la tensión de intereses que representan deseos y goces diferentes y hasta contrapuestos. Lo que exige se conformen gobiernos con poder suficiente, para decidir el rumbo de dichas regulaciones. Esas decisiones, no pueden no ser sintomáticas. Porque son tomadas en disputas y transacciones, entre quien o quienes, estén agenciando el discurso y las fuerzas de que dispongan en contrapeso los otros que buscan agenciar. Según como y con que respondan los otros a dicho agenciamiento, se producirán transacciones contingentes[5] o fracasos y ocurrirán giros, en los vínculos entre los interesados. Durante miles de años las políticas eran impuestas, principalmente con el recurso de las armas.

Se argüían creencias, o se declaraban afanes expansionistas[6] y apropiadores. Los libros sagrados, grandes reservas del discurrir humano, dan respuestas sin explicitar preguntas. Las revoluciones norteamericana y francesa pusieron en cuestión, lo que después de la caída de las repúblicas griegas y romana habían pasado a considerarse derechos naturales. Libertad, igualdad y fraternidad, fueron las consignas que proclamaron quienes las hicieron. Las dos primeras no dejarán de ser de totalización imposible[7]. A ellas, las sociedades pueden acercarse más, o menos, según como logren trabajar la castración que las imposibilita. O sea: laborando desde las limitaciones impuestas por la estructura que enajena al efecto sujeto, impidiéndole desprenderse totalmente, de su función de objeto en su relación con el Otro. Otro, como lugar del lenguaje, de la lalangue[8], de la Ley (de prohibición del incesto), de la castración y como consecuencia inevitable, de la diferencia, de la desigualdad. Otro, constituido por las arandelas de un nudo Borromeo y de un cuarto nudo nominador[9]. Anudamiento que mantiene atrapado al ser hablante como objeto “a” en su cruce central.

La fraternidad fue inaugurada en la Biblia con Caín asesinando a Abel y repuesta repetidamente, en parábolas como las del Hijo pródigo, etc. Martín Fierro[10], sabiéndolo desde su inconsciente, recomendó: “Los hermanos sean unidos/ esa es la ley primera/ que si entre ellos se pelean/ los devoran los de ajuera”. Dicho de otra manera, para que la fratría se una, tiene que responder a alguna ley. Su unión no es natural, lo “natural humano” es el infierno de las diferencias, que imposibilitan facturar el cese de la conflictividad social así como la re-signación a dicho infierno. Dicha ley, obedece a la necesidad[11] de no ser devorados por otros. La experiencia social lo ratifica, repitiendo diferencias que no cesan de escribirse, sostenidas por lo real, lo imposible, que no cesa de no inscribirse[12]. Algunas “empresas recuperadas” [13] o el enfrentamiento entre obreros mineros bolivianos de Huanuni en octubre del 2006, lo ilustran. La inmensa mayoría de los hermanos sólo funcionan unidos, mientras las necesidades se lo exigen. Cuando se producen valores en plus comienzan las disensiones. De ahí la exigencia retroactiva, que haya lo que cargue con las funciones del: En Nombre del Padre (Tótem, Dioses, Dios, Sabiduría imposible, etc.) Pasaron por ese lugar: ¿matriarcas?, padres, tíos maternos, jefes tribales, estrategas, césares, mandarines, diferentes formas de reyes, señores feudales, sultanes, líderes revolucionarios, jefes de democracias, tiranos, dictadores, etc. En cada circunstancia se cumple dicha función, según peculiaridades contingentes y rasgos singulares de quienes cargan con ella.

Entre las herencias de Marx, Engels y Lacan

Carlos Marx y Federico Engels, fueron los herederos más radicales y lúcidos de la Revolución Francesa y quienes llevaron más lejos el análisis crítico del capitalismo. El Capital, de Carlos Marx, es el mejor análisis existente de la lógica capitalista. Lo fundamentó en su teoría del valor. Lacan, por lo menos a partir del seminario El Revés del Psicoanálisis, hizo explícitamente suyas las aseveraciones de aquél, sobre dicha noción. Creo que también, las conclusiones que planteaban las teorías marxistas sobre las condiciones objetivas para las crisis sociales: el conflicto entre el desarrollo de las fuerzas productivas, con el modo imperante en las relaciones sociales de producción. Creo que por eso dijo, que Marx fue el primero que discernió el síntoma[14]. En cambio se burló irónicamente de la creencia en la revolución, diciendo que era una vuelta de 360o, o sea: un gran tour que vuelve al punto de inicio.

Importancia de la teoría del valor. Mi apoyo y mi crítica

Traigo al recuerdo que Lacan planteó desde muy temprano que una pregunta funda al “parlettre”[15] en el lazo social. La pregunta por el reconocimiento del otro. Luego hubo discípulos[16], que trataron de quitarle importancia arguyendo que estaba fundada en lo imaginario. Lo imaginario es un registro tan imprescindible como los otros. Además, como cualquier pregunta, está tensada desde los tres registros. Dicha pregunta Lacan la introdujo con formulaciones diversas. ¿Qué quiere el Otro de mí? ¿Qué me quiere? ¿Qué soy para el Otro? ¿Qué soy en el Otro? Es una pregunta clave. Uno se la hace todas las mañanas, todas las noches y todos los días. Es realmente nodal por una razón muy sencilla, el ser parlante no puede funcionar de una manera relativamente pasable, si no lo hace en vínculos sociales. Por lo tanto, siempre tiene que estar preguntándose qué quiere el otro de él y qué es él para el otro. Esas preguntas las reduzco a una: -¿Cuál es mi valor para el otro? Y según la inversión del mensaje -¿Cuál es el valor del otro para mí? Si se atiende al resultado final, las parejas se sostienen o se separan en función de esa pregunta. Si el otro vale para mí lo suficiente, voy a hacer todo lo posible para que no se vaya de mi lado. Si yo valgo para la otra lo suficiente, ella también tratará de hacer lo posible para que no me vaya de su lado. En el momento que ese valor cae, se acabó la pareja.

Claro que las cosas no son tan sencillas. Un concepto fundamental de Freud del que Lacan nunca se desprendió es el de sobredeterminación. El síntoma está sobredeterminado, y no somos otra cosa que productos sintomales. La estructura del lenguaje instala aquélla pregunta como clave para subjetivarse, aunque no llegue a enunciarse en la conciencia. Pregunta por deseos y por los límites de los goces. De ahí también, que sea pregunta clave en la economía política. Subtiende el esfuerzo para que el ser parlante funcione en lazos sociales, en relación con sus deseos y sus goces. Por eso afirmo, que éste, lógicamente es: un homo eroticus argutus. Como consecuencia: mercator, faber, sapiens. En castellano: a partir de su erogeinización y juegos en la primera infancia, será luego, con mayor o menor grado de sublimación: mercader y/o fabricante. Lo que le exigirá buscar saber. Pero a punto de partida, en el deseo de comerciar. No puede vivir, por fuera de comerciar lo que producen otros y él mismo, sea como vendedor o como comprador. Aunque imaginariamente esto aparezca invertido, se fabrica a partir de las exigencias de comerciar. Por las faltas, por las carencias, por los plus. Podemos suponer al homo erectus prehistórico, intercambiando en el seno de los núcleos familiares. Desde el amamantamiento y la sonrisa entre madres y cachorros, hasta utensilios, frutos recolectados, peces pescados y animales cazados. Gozamos canjeándolos, usándolos, y haciéndolos.

Ergo, el sector dos de la economía, -comercio y servicios- es por lo menos, tan importante como el uno -producción-. Creo que Marx subestimó y en cierta manera despreció el comercio, con lo cual generó condiciones para que los socialismos reales se fundamentaran entre otras condiciones en una organización piramidal planificada y centralizada del intercambio. ¿La consecuencia? Arrasamiento de deseos y goces de los sujetos. ¿Resultado? Se inutilizaron sus economías y volvieron al capitalismo.

Mi hipótesis: la pregunta por el valor, es de respuesta imposible.

Ciento cincuenta años de historia demostraron que la solución planteada por Marx, lamentablemente, era errónea. Él decía y con razón, que valor no es lo mismo que precio. La pregunta por el valor que se hacen los economistas no es la pregunta por el precio. ¿Es posible decir qué valor tiene una mercancía? Marx descubrió que el valor no proviene ni de la materia, ni de la tierra, ni de los componentes primarios de la mercancía, porque en última instancia, son existencias naturales. Sólo cuando están transformados y combinados sus componentes, donde ya no son tierra, ni agua, ni pasto ni vegetales silvestres, son mercancías. Eso ocurre cuando ha intervenido el trabajo del hombre. Entonces, lo único que le da valor a las cosas es el trabajo del hombre. Marx plantea con razón, que el valor, en definitiva se reduce al trabajo humano. Al resumirse el valor en el trabajo humano, puede ser escrito así:
Valor = Trabajo Abstracto
Trabajo concreto

Marx llamó Trabajo Abstracto al trabajo del productor y Trabajo Concreto a su precipitación en la mercancía producida. Obsérvese que en el, queda excluido el vínculo social necesario para la producción de mercancías. Y la verdad que sostiene al discurso del amo y que Marx enuncia, - el goce de lucro del amo-. De él, su deseo. De su escisión de sujeto en falta ($). Marx lo enuncia, pero excluye su función de agente[17]. A partir de dicha exclusión, Marx plantea que el valor producido por el trabajador es el equivalente del trabajo producido por éste, deducidos los costos necesarios para su producción y reproducción. La plusvalía resultaría, restado lo que se le paga al asalariado, el plus de valor del que se apropia el patrón. Si una mercancía se vende a Z + X y al asalariado se le paga X, el patrón se apropiaría de Z. Lacan fue muy influido por este cálculo de Marx, tanto es así que planteó en varios lugares que su plus de goce es equivalente a la plusvalía de Marx, llegó a hablar de Marxlust. Pero también, en la misma oportunidad, Radiofonía (recomiendo leer este trabajo a los que estén avanzados en el estudio de Lacan) dijo: todos nos quedamos en las costas del goce. Plurisemia que alude a que ninguno desembarca en el núcleo del goce. ¿Cuál sería ese núcleo? ¿El incesto y cualquier Otro goce que no debería haber? Si alguno de nosotros desembocara en el núcleo del goce, ¿se excluiría del lazo social y dejaría sin goce a todo el resto o se entregaría absolutamente a ser gozado por los otros? ¿Sería el imaginado padre de la horda primitiva[18], o cómo La Ciencia nos goza? Otro sentido de esa enunciación de Lacan alude a que todos pagamos costas, por la parcialidad de goce a que arribamos. Cada uno, paga un costo.

Otro acierto/ dificultad que hay en Lacan alrededor de esta cuestión, está en que plantea el plus producto - plus de goce, en relación al discurso del amo antiguo. Re-escribo el discurso del amo antiguo, el del capitalista y los lugares de todo discurso.
Discurso del Amo Discurso del capitalista Lugares
S1 S2 $ S2 agente otro $ a S1 a verdad producto

En ambos, el objeto “a” es el producto final. Que Lacan lo haya planteado en relación al discurso del amo antiguo, me pareció una dificultad. Porque lo que planteó Marx, fue que la plusvalía sólo era posible a partir de la sociedad capitalista en tanto fue la primera, en la que los hombres podían vender “libremente” su fuerza de trabajo. El esclavo no vendía su fuerza de trabajo, él era vendido como un combo y se lo ponía a trabajar. Con los siervos de la gleba pasaba parecido. El siervo no era comprado, sino que pertenecía a la tierra que trabajaba y ésta pertenecía al señor feudal. No había venta libre de la fuerza de trabajo. En 1972 en Milán, Lacan escribe el discurso del capitalista[19]. En él, efectivamente el hombre vende su fuerza de trabajo "libremente". Es una libertad, relativa al contexto socioeconómico en que lo hace. ¿Cómo pensar aquella diferencia entre el planteo de Lacan y el de Marx? Creo que Lacan tuvo razón, en el sentido de que la supuesta libertad para vender la fuerza de trabajo, puso el fenómeno en la vidriera, -ya que estamos hablando de venta -, por lo que fue más fácil verlo. Pero la mirada engaña. En verdad, el dueño del esclavo y el señor feudal, también tenían que pagar el trabajo del esclavo y el trabajo del siervo. Tenían que pagarlo para que pudiera hacerse posible su producción y reproducción. También había comercio de la fuerza de trabajo, vía apropiación violenta de la persona o del tributo.

O sea: también podría haberse calculado el valor de que se apropiaba el patrón, calculando lo que producía cada esclavo o cada siervo y restándole lo que se le dejaba para su producción y reproducción. Tal es así que en buena medida la esclavitud cayó, porque se hizo disfuncional económicamente para producir con máquinas industriales. A los capitalistas les conviene mucho más tener sueltos a los trabajadores, vendiendo su fuerza de trabajo, que como carga de familia. Los vaivenes del mercado laboral van determinando, cuanto paguen los patrones por cada trabajo.

Fue un error, -estimo que de Engels-[20], haber supuesto la existencia de un comunismo primitivo. Los etnólogos y antropólogos no la supusieron, y estoy de acuerdo con ellos. Hasta lo que sé - y creo que nadie ha dado pruebas de algo distinto, -siempre existieron jefaturas de tribu y sacerdotes, como funciones diferenciadas del resto. Esto, aún cuando hubieran estado organizados en casas comunitarias primitivas. Hay quienes sostienen que antes del patriarcado hubo matriarcado, cosa que es probable según la tradición oral en las canciones africanas. También algo de esto traslucen mitos griegos y japoneses. Además en situaciones sociales particulares suelen haber intentos o formas veladas de vuelta al matriarcado. Que sepa, no hubo ninguna sociedad donde no haya habido jefes y donde esos agentes no hayan obtenido beneficios particulares de la posición que ocupaban. Cosa que los jefes, encuentran muy sensato. Jefes revolucionarios, -aún antes de acceder al poder-, disfrutando de beneficios materiales que los de jerarquía inferior no disfrutaban, lo explicaban así: “-Entendé al compañero. Ha arriesgado tantas veces la vida, ha estado en tantas cosas...” La diferencia, justifica la diferencia.

Entre los enunciados de Marx y los discursos del amo antiguo y el del capitalista de Lacan, se fue estableciendo una equivalencia muy evidente: TA / TC es absolutamente equivalente al elemento de la derecha, en aquellos dos discursos propuestos por Lacan. O sea:
TA = S2
TC = a

Goce, en la nomenclatura propuesta por Lacan no quiere decir placer, tampoco sufrir. Sino sentir el cuerpo, sea por placer y/o por el sufrimiento. Marx decía: “A lo largo del proceso de trabajo, éste se trueca constantemente de inquietud en ser, de movimiento en materialidad”[21] Obviamente si hay alguien que siente el cuerpo es el trabajador. Podemos agregar, a esta altura del industrialismo informatizado e hiper comunicado, la mayoría de los patrones también[22].

Hasta aquí se puede creer que Marx va acertando: los amos se quedan con una plusvalía que produce el trabajador. Pero a Marx, producto de sus ideales muy enlazados aún con los de la Revolución Francesa, le quedó afuera una función. Como decía arriba, la Revolución Francesa se hizo según las consignas de Libertad, igualdad, fraternidad. Consignas ambiguas, imposibles. Primero, porque la libertad en términos absolutos es imposible, de donde la democracia en términos similares también. Por eso mismo hubo, hay y habrá, políticos que las levanten como utopía. Estimulan así a luchar por acercarse a ellas. Igualdad: en toda revolución, siempre hubo algunos que fueron mucho más iguales que otros. Por ejemplo, quince veces más iguales que otros. Número concreto, sacado de estadísticas. Un obrero soviético, ganaba uno y un miembro de la Nomenklatura ganaba quince. No me parece mal ni bien, eran trabajos y responsabilidades diferentes. Sólo trato que elaboremos rigurosamente el tema del valor. Sobre Fraternidad, recordemos la historia de las revoluciones. Los que se hermanaron para hacerlas, luego, generalmente se mataron por diferencias sobre como soportarlas. Casi no hubo revoluciones, en las que jefes no se hayan matado entre sí.

Creo que Marx renegó de la función del agente, en razón de que los ideales de la revolución se le aparecían absolutamente consistentes, al idealizar a lo que nominó clase obrera y porque no discriminó amos de ricos. Lacan sí los diferenció, en el Revés del psicoanálisis. Dicha diferencia es muy importante. No siempre el amo es rico, no siempre el rico es amo. Ser rico y no ser amo, es ser parásito, vivir de rentas heredadas de otros. El amo arriesga su capital. Algunos más, otros menos. Hay unos más aventurados que otros, pero se desloman para hacer funcionar las cosas[23] en su empresa y que ésta salga adelante en el mercado. No idealizo a los amos. Alguien que viene de abajo y trabaja cercano a la cúspide de una corporación de las más importantes de la Argentina, recordaba cuando era chica y en su familia de escasos recursos económicos, la principal preocupación era como llegar a fin de mes con dinero para comer. Lo recordaba, después de haber participado en discusiones de la plana mayor de la corporación, sobre como hacían ese mes para tener dos puntos más de ganancia que la principal competidora.

El tema no era ni siquiera tener más plata para reinvertir, sino, quien la tendría más larga ese fin de mes. Quien se llevaría el valor fálico como trofeo. Estoy hablando de nosotros los humanos en general. Porque la mayoría de los trabajadores, y más en la época de la burguesía al suponer que venden libremente su fuerza de trabajo, no se proponen ser amos. También hay los que sí se lo proponen. A veces lo logran, otras fracasan. Pero la mayoría, ni se lo proponen. ¿Por qué? Porque quieren vivir tranquilos bajo la protección del patrón. Ilusión poco afortunada, como lo mostró el período de fines del 2001 en la Argentina en el que un montón que creían vivir así, se encontraron de golpe sin patrones ni paraguas.

Dicha renegación en Marx de la función del agente por su ideal de igualdad, lo llevó, tal como a los anarquistas y al resto de los socialistas, a suponer que podían funcionar sociedades sin amos. Apostaron a educar la conciencia de los trabajadores. Se ilusionaron con elevar la conciencia de la supuesta clase. Con que los obreros pasaran de ser una clase en sí, a una clase para sí. El descubrimiento de la función del Inconsciente[24] y del ser hablante atrapado como objeto entre los 3 registros y la función de nominación[25], desnuca dicha ilusión. Los anarquistas no llegaron a instituir nunca alguna sociedad trascendente que funcionara con mínimos niveles de eficacia. A los comunistas los amos les volvieron rápidamente desde lo real de sus propias burocracias. Parte numéricamente importante de los que son patrones capitalistas hoy, fueron dirigentes comunistas en los territorios del socialismo real. Pero, si la función agente no es eliminable, el valor no puede ser calculado sin que entre en el cálculo lo que produce lo que ocupe dicha función.

O sea, el trabajo humano del que dirige a los trabajadores. Sino existiera, no habría trabajo factible para los asalariados. El cálculo de Marx, a mí modo de analizar, resultó erróneo. Pues mientras la producción del trabajador es relativamente[26] calculable, -ya que no todos trabajan igual-, la del amo no lo es. No es mensurable en horas de trabajo sino en resultados de su dirección. Estos no se miden sólo en horas de trabajo y balances contables. En los últimos años se han incorporado a las evaluaciones para establecer el precio de venta de una empresa: su prestigio en el mercado, su capital de saberes para sus producciones, su management, etc... El cálculo del trabajo del trabajador no agente, no es calculable en términos generalizables, aunque sí se puede establecer una media. El del agente no es calculable ni como media, su valor no es mensurable por el esfuerzo físico que realiza, sino por los resultados en la función que cumple. Los obreros cumplen su turno y se van. Cuando hacen horas extras, con razón exigen cobrarlas.

Hay amos que trabajan más, otros menos. Que los trabajadores ganen y el monto de lo que ganen, depende mucho de la viveza del patrón y de la capacidad de defensa de su salario de los trabajadores. ¿Cómo medir la viveza? ¿Sacando el balance a final del año de la empresa y calculando qué porcentaje le corresponde a dicha viveza? Además, hay otros factores tan subjetivos como la viveza. Por ejemplo el goce del riesgo, que lleva a ganar fortunas y pasar de ser nada a posicionarse entre grandes. Pero también a quiebras. ¿Cómo evaluar? A lo sumo, se puede aproximar a un cálculo retro significador. Igualmente, dicho cálculo deberá tomar muchas variantes, incluido el azar.

En consecuencia, el valor, por imposible de ser calculado complica el cálculo del valor de cambio.
Los laberintos de los precios
¿Cómo hacer para calcular si conviene o no comprar tal mercancía y cómo calcular su precio en dinero, supuesto equivalente universal? Cuando Freud empieza a hablar de psicoanálisis, utiliza un lenguaje económico. Habla de economía libidinal, de relaciones de objeto, de comercio sexual. Lógico, pues al primar la función significante para la estructuración del hablante ser[27], su comercio también está en la base de cómo se estructura la economía. Es la gran herramienta que tenemos a favor y en contra los humanos. Cada producción de un plus real, exige nuevas combinatorias y retro-significaciones en búsqueda de significarlo. Significación que no se logrará sin que un resto vuelva a quedar sin significar. De ahí que los precios, que no son lo mismo que los valores, y más aún la decisión de si algo se fabricará o no; se resuelven cruzando variables que parten de la relación entre la función de una mercancía como valor de uso y su costo de producción.

Vivimos a tal velocidad, que difícilmente advertimos la cantidad de oficios que van cayendo y los nuevos que se van generando. En los cuales tiene mucho más importancia el saber hacer intelectual, que el hacer manual. La entrada de la informática a la producción transformó todo, incluso el valor los hombres. Cambió las elecciones de edad para cargos directivos. En la década del 80, 90 se produjo un fenómeno por el cual barrieron con todo directivo que tuviera más de cuarenta años y pusieron jóvenes de entre 25 a 35 porque manejaban bien la informática y las nuevas técnicas de “management”. Los mayores, no iban a aprenderlas o tardarían demasiado.

Después advirtieron que los de 25 a 35 no tenían experiencia de vida y un análisis de la misma, lo que resultaba más fácil encontrar en los de 40 a 50. Manejos aventureros de jóvenes “yuppies”, fundieron corporaciones descomunales. La tendencia actual, es colocar a los de 30-40 al frente y de segundos, gente de 50 o un poco más. Combinan así la rapidez de los más jóvenes para adaptarse a los cambios tecnológicos, con vidas de las que se haya sacado experiencias. Nuevamente la cuestión del valor ¿Por qué y en cuánto, perdieron valor los que antes tenían valor supremo, y lo ganaron los que no lo tenían?

El valor proviene del valor de uso, en su cruce con el costo dinerario y con el lugar que ocupe dicha producción en el deseo y el goce de quien la agencie. Marx planteó en los comienzos de su obra mayor[28]: “La mercancía es, en primer término, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas, de cualquier clase que ellas sean. El carácter de estas necesidades, el que broten por ejemplo del estómago o de la fantasía, no interesa en lo más mínimo para estos efectos. Ni interesa tampoco, desde este punto de vista, cómo ese objeto satisface las necesidades humanas, si directamente, como medio de vida, es decir como objeto de disfrute, o indirectamente, como medio de producción.” Es una definición que coloca a la mercancía en el cruce, entre deseo y goce. El valor de uso de una mercancía depende del servicio que preste a quienes la adquieran. Servicio no sólo práctico, sino también por el lugar ocupe en las fantasías, más allá y más acá de sus necesidades. Probablemente esta de Marx, fue antes de Freud, la descripción más aproximada de deseo y goce y de su soporte en fantasías. Marx la dio definiendo mercancía y valor de uso. Entonces: Fórmula de la decisión de un agente de producir o no una mercancía:

Costo de producción Valor de uso = Decisión de producirla o no
Goce de producirla <> Precio
Hay una cantidad de bellísimos objetos que han pasado a ser antigüedades y no se producen más. ¿Por qué no se producen más? Porque la relación del valor de uso y de la demanda que convocarían dichos objetos, no tiene relación con el costo, la cantidad de horas de trabajo y de inteligencia, que habría que aplicar para producirlos. Pero entonces: ¿cómo puede ser que se estén vendiendo obras de arte por 145 millones de U$S? ¿Por qué tienen ese precio? ¿Por el trabajo socialmente acumulado, como diría Marx? Sí, si incluimos en él, el deseo del Otro. Deseo que se despierta en quien causado por él demanda y teniendo condiciones de posibilidad paga, por la exclusividad del original. Entonces, incluyo en la facturación, no sólo al agente actual y sus trabajadores; sino también al deseo, el goce y las condiciones de posibilidad del demandante. En los 90 los economistas reconocieron un circuito complejo al advertir que la demanda podía ser sugerida por la oferta. Invirtieron la suposición imaginaria habitual de que algo se demanda porque es necesario. Promovieron producir ofertas elaboradas a través estudios cuanti-cualitativos de mercado para imponerlas a través de la publicidad en los mass media. Recordemos cuántos aparatos con enorme cantidad de funciones que no usamos nunca, hay en nuestras casas. Caeremos en cuenta entonces, que esos señores tuvieron razón. Supieron engendrarnos la demanda, llevándonos a renegar la castración, a través del goce de poseer algo que no usaremos; pero que nos hace suponer completos.

Por la existencia del deseo y del goce, el valor de uso no es efecto de alguna necesidad, excepto en los muy carentes y hasta cierto punto. En los que pasan hambre, lo primero a resolver es eso, pero no sólo. En los 90 se había producido la primer hiperinflación y habían ocurrido los primeros saqueos en Rosario, mas específicamente en el barrio Las Flores. Salió una nota en Página 12[29] que contaba el siguiente diálogo: “-Sabe señorita, ahora tenemos un montón de champú en casa- confesaría un pibe de ocho años después de la batalla de las góndolas. –“Entonces te lavaste la cabeza”-. Alcanzó a preguntar la maestra. –“No, si lo tenemos para vista.” Ni siquiera en ellos, apretados por la necesidad, subsistía sólo esta. De ahí que haya tantos oficios y empresas, como deseos y goces en sus relaciones asintóticas. Asintótico viene de asíntota. En geometría dícese de la curva que se acerca de continuo a una recta o a otra curva sin llegar nunca a encontrarla. La relación entre deseos y goces es así, en el mejor de los casos. A muchos, le funciona en paralelo y a otros en contradicción, lo que les resulta mucho peor. El entusiasmo por diferentes oficios y emprendimientos[30], está muy articulado a dicha relación asintótica.

La pertenencia del hablante ser por estructura, al campo del narcisismo moebiano[31], en relación con el desamparo estructural y la pulsión de muerte; hacen que por su deseo y para su goce necesite de la existencia del mercado. Mercado en el que cada uno va a tratar de hacer prevalecer sus intereses. El beneficio dinerario proviene no sólo del cálculo que pone bajo la lupa al deseo y goce del empresario o del artesano para producir su mercancía y el campo de demanda que arme, sino también de cómo se sitúa dicha producción en el cruce con la competencia. Tiene que tener un precio competitivo. Los precios resultan sintomales, transaccionales según las condiciones en que se los fije. La problemática de la libertad de mercado reside en que los que comercian no pueden no tender a acotarla según sus propios intereses[32]. La tendencia de las corporaciones a los monopolios y los oligopolios, arrasa la libertad de mercado y estimula las guerras pequeñas (mafiosas) y grandes, geopolíticas y/o sociales. Cuando en el “socialismo real” se eliminó la libertad de mercado, se aplanaron las sociedades y terminaron derrumbándose los regímenes totalitarios que las implantaron.

La política, continuación de la guerra por otros medios.

A diferencia del general Karl Von Clausewitz que decía: la guerra es la continuación de la política por otros medios[33], pero una diferencia que no es contradictoria, creo que la política es la continuación de la guerra por otros medios, simbólicos – imaginarios. Ofrecen la ventaja de producir menos derramamiento de sangre. Pero ambas prácticas se retroalimentan. La tendencia predominante en los seres humanos, es a sacar ventajas en los intercambios, en pos de lo cual apelan a todos los medios posibles. Si no hay muchas más guerras que las que ocurren, no es sólo por el peso de la Cultura, sus ideales y mandamientos, sino también porque los cálculos de las correlaciones de fuerza y de los daños probables; pueden impedirlas o detenerlas. A contrario sensu: el masoquismo erógeno primario, la pulsión de muerte, la “buena prensa” de presentarse como víctima, la agresividad especular, el sadismo presente en todas las pulsiones: germinan semillas guerreras.

Vuelvo entonces, a la pregunta por el valor. Se la enuncia o no, pero está en toda/o, ser hablante habitado por deseos singulares y tributario de goces particulares. Parejas, hijos, padres, empleados, trabajadores, amos, la inmensa mayoría está tomada por ella. Y de los que no, muchos funcionan psicóticos, por fuera del lazo social y de las deudas mutuas. Los psicóticos no se preguntan qué quiere el otro de mí. Están invadidos por el goce del Otro, a través de alucinaciones u otras producciones que los someten a su arbitrio y no le permiten preguntarse. El psicótico, difícilmente se siente tributario de deudas que lo instalarían en el circuito de lazos sociales, lo que no excluye que puedan sentirse ferozmente culpables. Pero las culpas son impagables, no alojan en ningún circuito. La pregunta no se les produce y justamente por eso quedan fuera de los lazos sociales. Lo sepan o no, los hablantes que buscan psicoanalizarse, lo hacen deseando encontrar cómo situarse en los lazos sociales con la menor renuncia a sus deseos. Para lo que deberán perder aquellos goces que los obstaculicen. De ahí, que psicoanalizar, sea tan imposible como gobernar y educar. No puede no haber fallas, en cada uno de estos oficios. Si no renegamos de la castración en el lenguaje, de un modo u otro, en todo oficio. No obstante, mientras mejor se desarrolle un análisis, quien se analiza encontrará para enfrentar la vida contingencias[34] preferenciales.

Sé que sólo he encarado algunos temas. Especialmente uno, el del valor, que considero medular para analizar y producir políticas. Quedaron afuera otros no poco importantes. La masificación, como necesaria e inhibidora. ¿Clases o corporaciones? La singularidad del sujeto, como contingente y generadora. El individuo indiviso, como sólo factible masificado. La política, según Maquiavelo, como arte de lo posible. La subversión como contingencia. La imposibilidad de la democracia como absoluta. El establecimiento de equilibrios sociales y su duración, como resultados de circunstancias contingentes. El carácter disgregador del capitalismo financiero, en su reducción fundamentalista a la ganancia de dinero. Y muchos otros, que serán tomados en un libro que tengo en preparación.

En memoria de los caídos en la Semana Trágica, de los peones rurales fusilados en la Patagonia, de Jorge Calvo, de Miguel Angel Fariña, de Juan Ingalinella, de los caídos el 16 de junio de 1955 bajo las bombas de Isaac Rojas, de Felipe Vallese, de los fusilados de José León Suarez ,de Adolfo Rotblat, de Daniel Grinbank, de Carlos Mugica, de Atilio López, del mayor Alberte, de Roberto López, de Lucho Aguirre, de Enriquito Grinberg, del negro Quieto, de Marcos Osatinsky, de Eduardito Marino, de Sergio Schneider, de Huguito Goldman, de Marcelo Kurlat, de Marina Malamud, del “gallego” Fernández Palmeiro, de René Salamanca, de José Luis Cabezas, de Jorge Julio López y de tantos otros miles, asesinados por tratar de lograr una sociedad mejor.




[1] Himno del movimiento obrero internacional, letra de Eugène Portier y Pierre Degeyter
[2] Me refiero a la categoría modal, redefinida por Jacques Lacan en su seminario Encore, como “lo que no cesa de no inscribirse”, o sea, un saber al que resulta radicalmente imposible acceder. Sobre el uso que hago de inscribir en lugar de escribir, particularmente en función de lo real, lo imposible. No es producto de que no conozca la traducción de Paidos, sino de una reflexión. Con lo escrito también suele ocurrir como con el habla, que "las palabras se las lleve el viento". A veces algo de lo real puede llegar hasta a escribirse, lo cual no asegura que se inscriba en el tesoro de significantes, en el Otro de las, o de alguna lengua. Un desgraciado ejemplo reciente fue, tal vez, el Tsunami. Científicamente hay mucho escrito sobre dicho fenómeno. Tal es así que la tecnología facilita colocar sensores que los detecten anticipadamente. Sin embargo, ante la cercanía del que asoló a Birmania, los animales huyeron a las alturas. No así los humanos, que no sólo no huyeron ante la inminencia de lo que se aproximaba, sino que muchos, después de producido el primero acudieron a las playas a recoger los restos que el mar dejó sobre ellas en la primer retirada. Fueron devorados por la segunda gran ola. Hubo escritura, pero no inscripción.
Me doy cuenta que estamos volviendo a reflexionar sobre lo inicialmente desarrollado por Freud en "El proyecto...." y que dio origen al concepto del aprês coup, tan importante como base inicial para el discernimiento por Lacan de la lógica temporal subjetiva. Puto el que lee esto, un cuento genial de Fontanarrosa, que nos recordó Jorge Garaventa con motivo de la muerte del Negro, subraya la importancia de la ligazón de la escritura a lo vivido y formulado en significantes aprehendidos, para que se inscriba. Sólo lo inscripto simboliza imaginariamente, o, imaginariamente simboliza mordiendo en lo real. Esa adquisición nos defiende de ser apresados por el trauma correspondiente.
[3] “Cacho” fue jefe de Los Uturuncos primero y después de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
[4] Escritura de Lacan a contrario sensu de la gramática habitual, para subrayar la dependencia del ser, de su habla.
[5] Dentro de la lógica modal propuesta por Lacan: “que cesen de no escribirse”.
[6] Ver el artículo Derecho de defensa o cómo matar sin culpa de Laura Lueiro en www.psyche-navegante.com de agosto septiembre del 2006
[7] En el sentido del pie de página: 3
[8] Neologismo acuñado por Lacan en 1974 en la Tercera de Roma para aludir a la lengua que se va hablando efectivamente en diversos momentos de cada una, como efecto de neo formaciones que las formaciones de los inconscientes van inyectando, y que hábitos sociales adoptan, generalizándolas.
[9] Lo dibujé como un óvalo en el cruce entre real, simbólico e imaginario
[10] De José Hernández
[11] Que no cesa de escribirse, según la lógica modal propuesta por Lacan.
[12] Lacan en el mismo seminario
[13] COMUNICADO DE PRENSA
Ref. Hijos de desaparecidos engañados
Abuelas de Plaza de Mayo invita a la prensa nacional a una conferencia de prensa, el jueves 15 de junio a las 14.30 en Virrey Cevallos 592 PB1, para brindar su apoyo a cuatro hijos de desaparecidos que se vieron engañados en su buena fe por integrantes y ex integrantes de la administración de la cooperativa de trabajo IMPA, y para dar a conocer estos hechos.
Agueda y Ana Goyochea, Paula Iriart, y Nicolás Bai luego de cobrar la reparación económica otorgada a los familiares de desaparecidos durante la última dictadura militar, decidieron entregar una parte, en préstamo, a esta cooperativa. Los responsables de administrar y devolver el dinero -Eduardo Murúa, Guillermo Robledo, Diego Kravetz y Oracio Campos- nunca cumplieron con su palabra y es por eso que los jóvenes quieren hacer público su reclamo.
Buenos Aires, 14 de junio de 2006.
[14] Por lo menos en Radiofonía y Televisión
[15] Condensación homofónica que Lacan hizo en francés, entre habla, ser, letra, para recordar las distinciones constitutivas del ser humano.
[16] En los años 80, Jacques Alain Miller
[17] Como todo agente, no deja de serlo en apariencia. La estructura decide, él sólo tiene escasos márgenes.
[18] Sigmund Freud: Tótem y Tabú
[19] Conferencia para la revista Il Piccolo Hans en la Universitá degli studi de Milano publicada por primera vez en español en Psyche en 1990.
[20] Ver en El origen de la familia, la propiedad y el estado, de Federico Engels
[21] El Capital volumen 1, sección 3a La producción de la plusvalía absoluta. Capítulo V. Proceso de trabajo y proceso de valorización
[22] Merece todo un artículo, las diferencias entre como se siente el cuerpo hoy, en la época de la revolución industrial, y en épocas previas.
[23] Lacan en La Tercera de Roma
[24] Por Freud
[25] Por Lacan
[26] Ver en Carlos Marx: Crítica del programa de Gotha
[27] Como referí antes, modismo particular usado por Lacan, para subrayar la función del lenguaje en la estructuración de los humanos.
[28] El Capital tomo 1 capítulo I
[29] Sergio Rodríguez en Nombres de la práctica página 226. Libro editado por la Escuela de psicoanálisis del Borda en diciembre de 1990
[30] La palabra empresa proviene de emprendimiento.
[31] En función del cual no es poco común que el yo, buscando su bien encuentre su mal.
[32] Dijo George Soros uno de los principales capitalistas financieros del mundo en el diario La Jornada de México: “Dejados a su propio arbitrio, los mercados financieros son proclives a conducir a extremos socialmente destructivos. La falacia de atribuir calidad moral al mecanismo del mercado cala aún más hondo. Lo que distingue a los mercados es precisamente que son amorales, es decir, las consideraciones morales no encuentran expresión en precios de mercado.”
[33] En su magna obra: De la guerra
[34] En el sentido que toma lo contingente, en la lógica modal reformulada por Lacan. Lo que cesa de no inscribirse