Publicada en Actualidad Psicológica
Diciembre de 1985
Diciembre de 1985
Parto de un axioma en el que se sostiene mi reflexión. La cuestión del fin y los medios no es principalmente moral, es fundamentalmente ética. Los medios marcan el fin.
Sostuve en el pasado posiciones que creían que, buscando como fin el bien social, era lícito valerse del medio de la dictadura para obtenerlo.
La experiencia mundial ha demostrado que, en aquellos países donde se recurrió a ese medio, se obtuvo inicialmente una mejoría social relativa; pero no se logró impedir que, progresivamente se reinstauraran los mecanismos principales de funcionamiento de la vieja estructura de relaciones sociales de producción, con el agravante de ser sostenidas e impulsadas, desde la dictadura.
En la Argentina el desencanto producido por el período 1973-1983 ha sido duro. En consecuencia, somos muchos los que hemos virado a la opción democrática, para que el viraje sea profundo, las razones deben serlo. Y entre quienes en el pasado, sostuvimos posiciones que suponían a la democracia sólo como un instrumento hacia segundas intenciones, esas razones deben razonar sobre la lógica que nos llevó a esas posiciones sin eludir que, articulados a ella fuimos significados. De lo contrario, lo reprimido volver aún en los discursos más agudos y bien intencionados, en los detalles, al modo de las formaciones del inconsciente, develando en el sujeto lo que arrastra de repetición. Ejemplo de ello aparece en la línea editorial que sostiene Pablo Giussani en "La Razón". Brillante y coherentemente democrática, reconoce desfallecimientos puntuales, pero significativos. Así el 17.2.85 denuncia "recelos en los más variados sectores del país -incluido el oficial- ante el crecimiento de un nuevo liderazgo político que empieza a rebalsar esquemas y demarcaciones partidarias: el alfonsinismo".
Desde esa denuncia, cuestionó la decisión de la Mesa Directiva del Comité Nacional del radicalismo de celebrar sesiones semanales a las que "serían invitados uno por uno los miembros del gabinete para informar sobre su gestión". "-Nuevamente la creencia en un líder carismático, movimientista, a quien no hay que interferir con resortes democráticos, participativos y de control, del partido oficial, sobre sus hombres en el gobierno?-"
O el 20 de setiembre de 1985 critica a un periodista de Le Monde porque, en sus preguntas a Alfonsín, pone en primer plano lo que el gobierno no hizo en el terreno del castigo a los culpables y no en lo que hizo. De paso, alusivamente, acusa de esa posición del periodista, a los organismos de derechos humanos en general.
Es probable, no lo sé, porque no leí el artículo, que el periodista no haya medido en su verdadero mérito el juicio a las Juntas, pero ocurre que apoyándose en ese desliz, Giussani, propone una posición que lleva a borrar el disenso con los errores del gobierno.
Por ejemplo, cuando sostiene el criterio de "obediencia debida", el mismo al que recurrieron criminales nazis frente al tribunal de Nuremberg.
Es en diferencia con ese estilo, que en este artículo quiero dar algunas razones psicoanalíticas, de mi viraje hacia la opción democrática.
Analizaré para ello un fragmento del libro de Miguel Bonasso "Recuerdos de la muerte".
A partir de él, reivindicaré la democracia, aún en sus limitaciones.
Para trabajar este fragmento, me he valido de cinco esquemas, en los cuales trabajo sobre la base de un gráfico de Lacan por él llamado "esquema £".
El sujeto del inconsciente está estirado en los cuatro puntos de ese esquema. O sea, no está en ninguno en particular, sino que está estirado en los cuatro puntos de ese esquema. Cada letra del esquema podríamos definirla de la siguiente manera en la apertura del ejercicio.
La "S": lo inefable de la existencia del sujeto; o sea en tanto no habla ni es hablado.
En "o" colocamos los objetos con los que se encuentra.
En "o'" el yo en tanto lo que se refleja de su forma en sus objetos. Podemos agregar también, el sentido que le viene del semejante.
En "O" mayúscula, el lugar desde donde puede planteársele y se le plantea la cuestión de su existencia.
En la experiencia del psicoanálisis la cuestión de su existencia se le plantea al sujeto como una pregunta: ¿Qué soy ahí en el lugar del Otro? Esto es legible en un discurso, o es pura elucubración de analistas? Leamos un fragmento del libro de Bonasso.
Un fragmento, que él destaca, (es el capítulo 12), el único capítulo, si no recuerdo mal, donde pone un subtítulo en negritas "Lejanías".
Dice lo siguiente:
"Yo me pregunto: ¿Uno es libre o qué? O qué, esa es la respuesta. Y sin embargo, fijate: mirando para atrás, desde esta tumba descubres una cierta lógica: descubrís, debiera decir. Pero a veces me sale el tú como a los uruguayos. Cada paso previo lleva la cosa, ¿no?, es decir hay un momento en el cual tú o vos eliges: pero luego las circunstancias te llevan hacia lo que no habías previsto. Claro que también podría decirse al revés: que las circunstancias te condicionan para que tomes tal o cual decisión. Si mi viejo no hubiera sido peronista, si además no hubiera sido cristiano, si yo no hubiera ido al Colegio Mayor. Ahora bien: yo me metí, yo fui, yo soy libre. ¿Cómo explicarte esta historia que yo mismo no tengo muy clara? Vamos a ver: vamos a tratar de aclarar: interviene el otro, el que dialoga y con ingenua pedantería cita a Macedonio Fernández: -"La realidad trabaja en abierta oscuridad"- ¿Cómo?. Eso, que la realidad trabaja, este trabajo es casi definitivo, en abierta oscuridad. Acá me acotan: Ya lo dijo Hegel. Respondo: pero yo se lo leí a Macedonio. Ahora, ¿qué tiene esto que ver con la revolución en la Argentina? Todo, todo tiene que ver con ese descubrimiento hegelio-macedoniano; en el momento en que por vagancia te dejás esa contradicción en el tintero, comenzaron los problemas. Es probable. Ahora, bien, volviendo a una historia, que dicho sea de paso no tiene importancia sino es para referirme a la otra historia, el pedante vuelve a interrumpir con su insoportable tonito porteño: -"no creas, che, no creas"-. Bueno, lo que sea, volviendo a esa historia no puedo recordar el preciso momento en que elegí, me parece que fue un proceso más que un momento límite, como dirían los intelectuales. Esas cosas de la vida,¿no? Podría arrancar diciéndote: "todo empezó" en el Colegio Mayor de Resistencia. Pero, ¿empezó ahí? ¿O empezó un día nublado de junio del Bs.As. de 1955? ¿O un día helado en la Patagonia del '20 cuando pusieron a todos esos obreros en fila y los fusilaron? Tal vez no haya empezado nunca, pelado, tal vez está siempre empezando. Puede ser, en fin, yo te cuento y vos verás. No sé si tiene mucha importancia., ¿te parece que esto sirve?".
Aclaro que este monólogo ficticio, Dry lo sostiene consigo mismo en un chupadero. Parte de una pregunta que no es cualquiera: ¿uno es libre o qué? La respuesta de Bonasso-Dry es: "o qué". O sea que deja abierta la interrogación. Un significante demanda otro significante. Esquema dos. En el esquema, la respuesta que lo abre a una cierta lógica, dice él. Ahí, el tú lo descubre en una identificación imaginaria con el semejante uruguayo.
En la "S", la respuesta a la pregunta: "o qué", es una pregunta duplicada.
En la "o' " tenemos uruguayo-porteño, en la "o", provinciano-uruguayo y por ahora libre el lugar de "O".
Aclaro que Dry cayó en Uruguay, y una de sus reflexiones allá, cuando lo interrogaban sobre los tupas, es que estaban destruídos, igual que él. Dry es provinciano, y en rivalidad con el porteño, el semejante poseedor de la anticipación. No es indiferente que esa pregunta la descubra mirando hacia atrás desde la tumba. Esa pregunta que abre el juego, es impulsada por esa posición. En ese punto se le plantea al sujeto la cuestión de su libertad: ¿elige, u otros eligen por él?-. Vacila en responder, pero nos da algunos elementos que sintetizan un discurso, el discurso del "Otro". En este caso, el padre.
Gráfico tres. Fíjense que al lado de "Otro" he puesto peronista, cristiano, Colegio Mayor, digamos los significantes emblemáticos que identificaban al padre. Dry no es ese peronista inmigrante, de pueblo de campaña, que era el padre, ultracatólico y nacionalista.
En la falla del Otro, que permitió que el juego se abra, se articuló su viraje a la búsqueda de otros discursos que saturaran la falla. Por eso, en el lugar del "Otro" en el gráfico tres, al lado de la "O" sin tachar, donde dice padre, peronista, cristiano, Colegio, abajo pongo una "O" tachada. Apareció la falla, el significante en el Otro, en relación a hechos que ponían en cuestión la ideología del padre. La falla sólo garantiza la separación del sentido que viene del Otro. Facilita los únicos momentos puntuales en que el sujeto accede a cierta libertad.
La falla en el Otro, lo coloca en la paradoja de verse obligado a elegir, a preguntarse. Pero desde ahí, nuevamente, sólo podrá elegir en articulación a los significantes que le vienen del "Otro", y que le vienen como sentido.
Algunas cuestiones sobre la palabra significante. Una definición posible es que es el "representante no representativo de algo ausente".
Otra cuestión importante, es que sólo puede designar un significante en articulación a otro significante. Diferente del signo, que significa algo para alguien. El significanate puede ser una palabra, una parte de una palabra, una frase, una oración y hasta un discurso entero; o cualquier cosa, un objeto, un acto, una imagen, siempre que está en función significante, o sea de representante no representativo, exigido por lo tanto a la articulación con otro significante, para poder representar el sujeto. O sea que lo que desde el "Otro" viene como sentido, no por ello tiene que dejar de ser significante. Freud descubrió que el valor multívoco y equívoco de la palabra prestaba su asiento al sueño, el lapsus, el equívoco, el acto fallido, el chiste y la neurosis. O sea la producción del sujeto del inconsciente. Lacan, desplegando un descubrimiento hecho por Freud, analizando el chiste, subraya que el mensaje es significado desde el lugar del "Otro".
O sea que se está condenado al malentendido, ya que el Otro significa al sujeto desde su deseo, y a través del significante que es multívoco, equívoco e incapaz de recubrir totalmente, lo real a ser significado.
Volvamos a Dry. ¿Libertad o qué? y la respuesta le viene del Otro, bajo la forma de la debilidad, la falla, en la pareja significante: "¿o qué?". Recordemos que toda la novela deja suponer que Dry cayó teniendo divergencias con la política militarista de la organización. O sea, con los significantes que le venían del Otro.
A partir de ahí se iniciará un nuevo recodo en el camino de Dry. En el primero se diferencia del peronismo del padre, y se hace montonero. En el segundo con el militarismo en la organización. Aquel discurso se continúa, ya que es para el análisis del libro, uno y el mismo, con un reportaje que le publicaron a Bonasso en la revista "Humor". El periodista le pregunta: "-Vos sos un renegado, Bonasso?". "-No, mi compromiso sigue siendo el de siempre". "El mismo". "-Pienso que la visión encarnada de nuestros errores es vital para las nuevas generaciones de luchadores y para la continuidad del proceso de liberación nacional en la Argentina. Nuestra experiencia puede servir para que los compañeros jóvenes adviertan precisamente cuáles son los caminos a seguir y cuáles son los caminos a sortear. Esto, no implica renegar del pasado. Asumo ese pasado porque nuestra generación, como te expliqué antes, no tuvo opciones democráticas para expresarse, desgraciadamente".
Repite de algún modo la argumentación de Dry en el libro. En la década del '70 esta argumentación se sintetizaba, o la sintetizábamos como: "la violencia de arriba engendra la violencia de abajo". Pero en la diferencia está la repetición: del esquema cuatro, mantengo el "o qué" en el lugar de la "S", coloco violencia-guerra en el lugar de la "o'" y de la "o", o sea en el yo, y violencia-guerra en la "O" queda destituída y caída al lugar del semejante, no produce diferencia en la falla. No había falla en el Otro; lo que redujo al Otro a una imagen especular. No abundo, podría señalar puntos de identidad entre el discurso de Galtieri-Massera, por supuesto salvando diferencias políticas importantes, en relación a la cuestión de la guerra, con el de los dirigentes montoneros. Por ejemplo: en ese mismo libro se publica una carta polémica pero en términos elogiosos de "Tucho" Valenzuela, un heroico montonero que murió en su vuelta a la Argentina, dirigida a Galtieri, y menciones elogiosas de Galtieri a "Tucho" Valenzuela. El elogio al otro, los sostiene especularmente en el lugar del "yo" ideal por identificación al otro, al semejante, ubicado como guerrero en el lugar del Ideal del Yo. Y sostiene la tensión agresiva de ambos, sólo resoluble por la devoración.
Es curioso, leyendo ese libro, comprobar la adopción de jergas, insignias y métodos comunes.
En esta línea, tal vez lo más impactante dicho en el libro, es el respeto de Chamorro -el torturador de la ESMA- por Norma Arrostito, y el pedido de Norma Arrostito de que si la fusilan, sea Chamorro quien lo haga. La cristalización de la relación al "otro" en el aplastamiento por la imagen, por el sentido, produce la represión del discurso del "Otro", o sea del inconsciente, la represión del relanzamiento de la cadena significante y por lo tanto de la producción de nuevas significaciones de: -con mayúsculas- Otra simbolización. No hay otra posibilidad en ese punto que la identificación y la muerte. Uno u otro. -En esa lógica de lo imaginario, no hay lugar para la consideración del otro, sólo hay lugar para admirarlo y destruirlo, lo que conlleva la propia destrucción. Esa es la lógica de la guerra, que si es, como decía Clausewitz "la continuación de la política por otros medios", es otra cosa que política, pues los medios marcan el fin. En la guerra, en las Fuerzas Armadas, no hay lugar para la falla en el Otro. En las órdenes militares no hay lugar para el equívoco. El mensaje emitido por el superior, debe ser repetido y cumplido por el subordinado, no hay lugar para la duda en la que se constituye la separación del sujeto, del sentido que lo aplasta. La respuesta tiene que ser ah! especular: he ahí un origen de la tensión agresiva permanente en las filas militares que en la guerra se desplaza contra el enemigo y en la paz torna amenazantes para la sociedad a esas instituciones.
Para finalizar digo lo siguiente: la cuestión de que la falla en el Otro es condición del relanzamiento de la cadena significante, no se resuelve con un acto de voluntad. Por ejemplo: si desde el lugar de "Otro", que indudablemente ocupan algunas dictaduras para sus masas, se hace la autocrítica, sólo se acentúa, sólo se refuerza ese lugar de "Otro" sin tacha. Sin falla, tan perfecto, que hasta reconoce los defectos. La conformación dictatorial del estado, niega, de por sí, la posibilidad de falla en el Otro. La democracia de por sí y aún, desde su propio defecto, se funda en la falla en el Otro. Esa falla es indispensable para la producción del deseo, de su sujeto y del relanzamiento del discurso. Por sí sola no es garantía. Solo ofrece un mejor medio para un buen fin: por eso la prefiero.
S-----------------------------------o'(objeto)
(1) inefable existencia
del sujeto.
o-----------------------------------O
El yo en tanto lo que Lugar desde donde
se refleja de su forma puede planteársele
en sus objetos. La cuestión de su existencia.
S----------------------------------o'Uruguayo-porteño. (2) O qué
Espejismo narcisista.
o-----------------------------------O
provinciano-uruguayo.
S-----------------------------------o'Uruguayo- porteño.
Espejismo narcisista
(3) Tensión agresiva.
o ----------------------------------O 16-6-55.
Patagonia del '20. Depresión Pobre viejo. La falla de Perón. La falla de Yrigoyen.
(4) S----------------------------------o' guerra
O qué
o----------------------------------O Guerra
guerra
(5) S----------------------------------o' Violencia-
O qué? Montonero S1 guerra.
Significante de la
falta en el Otro.
o----------------------------------O S2 Militarismo montonero
Violencia-guerra.
SERGIO RODRIGUEZ