Entrevistas iniciales de consulta

Psyche Navegante Nº 77
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1. Yo, trabajo de psicoanalista, porque me propongo curar, en un sentido más amplio que el tradicionalmente aceptado por la medicina. Esta, busca volver al estado anterior de enfermar = terapia. Supongo con Freud, Lacan y otros que hay tratar de llevar al enfermo, apoyándose en su propia dotación simbólico imaginaria, a usar y hasta producir mejores herramientas, para operar sobre acontecimientos reales de la vida con que le toque lidiar. En consecuencia no comparto el desprecio que exhiben por la eficacia del psicoanálisis, algunos lacaneadores.

2. Nuestro trabajo, interpretando deseos, señalando claves de goce e interviniendo a través de producir cortes y puestas en cuestión, sobre goces que resisten a deseos inconscientes, va distanciando en el neo imaginario que se va conformando en el analizante, sus ideales, de los objetos en que se sostienen. Ese trabajo indica, cuando resulta eficaz en el sentido antedicho, que se sostuvo en el deseo del analista.

3. El psicoanálisis, comenzó por la relación entre las histéricas y dos médicos astutos que pretendían aliviar sus sufrimientos: Breuer y Freud. Aparentemente el trabajo se llevaba adelante en relaciones entre 2. Pronto Juanito, el descubridor de la función fálico imaginaria del pene, exigiría al psicoanálisis trabajar también en relaciones aparentemente de 3 y hasta 4. Aunque la madre no haya visitado al Herr. Professor, recibía los mensajes a través del papá del pequeño Hans . Tanto con las histéricas, como con Juanito había Otro convidado que no era de piedra y que protagonizaba el convite, el lenguaje como estructura estructurante y la herramienta con la que opera y sobre la que opera “lalengua”.

4. Luego fueron apareciendo diversas “terapias de orientación psicoanalítica”. Parejas, familias, grupos, psicodramas, orgonterapia, gestálticas, sistémicas. La virtud de todas ellas, estuvo en que aportaron nuevas herramientas. El problema, en que supusieron que podían sustituir al psicoanálisis y sus bases, tratando a los pacientes sin apoyarse en los fundamentos del psicoanálisis.

5. Pasé por varias de ellas y por lo menos por dos escuelas del psicoanálisis: kleinismo a la argentina, combinado con freudismo y psicología del yo. Analizar mi experiencia, me ha enseñado que si el desarrollo de un análisis hasta la mayor profundidad que pueda ser llevado, depende fundamentalmente del dispositivo clásico, asociación libre (limitada por las tensiones entre sus lógicas estructurales y estructurantes: real, simbólica e imaginaria) y por la atención libremente flotante del analista limitada por litorales semejantes, según el efecto que en su anudamiento borromeico y nominador hayan producido los análisis por los que transitó. El diván es contingente. No es imprescindible = Pierre Rey, Juanito, casos de histeria analizados por Freud en vacaciones. Múltiples ejemplos de trabajos de Winnicott. Tampoco es prescindible sistemáticamente, su uso exige conjeturar, probar, a veces, tener idas y vueltas.

6. Se repone con fuerza entonces, el tema de las entrevistas de consulta. No sólo desde ideales sobre finales de análisis, sino también, como operaciones para producir condiciones de posibilidad para alcanzar por lo menos el objetivo médico, que para nada es despreciable. Y hacerlo, buscando generar dichas condiciones, cuando puede llegar a lográrselas, para que en el futuro un análisis sea abordado en todas sus implicancias y profundidad, o sea hasta toparse con lo imposible de la estructura del analizante y del analista. Esto exige, desde la recepción del llamado telefónico en adelante, desde la escucha del mensaje en el contestador o desde la lectura a la letra del mail que pide la entrevista, una fina observación para ir aprehendiendo las letras, que gestos, pausas, tonalidades de voz, modalidades de enunciación (solemne, confianzuda, epopéyica, angustiada, paranoide, acelerada, triste, abúlica, expansiva, en representación de sí mismo o de otro, etc. nos trasmitan. Recordemos que Lacan diferencia letra de significante, tanto porque la letra será el soporte material que dé lugar a la escritura, la producción de significantes, como por su función a partir de ser lo litoral entre lo simbólico y lo real. Significante no es sólo la palabra enunciada en su relación con la enunciación. Significante es lo que representa a un sujeto para otro significante. Descifrar gestos en sí, como hacen ciertas psicoterapias, comete el error de hacerlo al margen del S1, o el S2 correspondiente, o sea de presuponerle un significado a cada gesto. Pero no tomar en cuenta letras emitidas, que sólo tomarán valor significante cuando se articulen a otras/os, es empobrecer la práctica del análisis. Diego García Reinoso decía que “la clínica psicoanalítica, era la clínica de los detalles”. Si esos detalles nos quedan desapercibidos, la clínica analítica pierde filo y eficacia. Esos detalles, insisto, tienen valor de letras.

7. O sea: observar desde los primeros contactos, el semblante con que se nos va apareciendo la consulta y no reduzco al consultante. Esto se extiende hasta observar con fineza el relato que nos hace el colega o la persona que nos deriva la consulta. Por supuesto, que habrá que ir separando lo que advirtamos pertenece principalmente a la propia subjetividad del derivador. Pero no hay que ignorar, que todo discurso trasmite de algún modo rasgos del objeto al que se refiere.

8. Estas observaciones resultan claves para ir construyendo el propio semblant del analista, desde el que se irá apareciendo en las primeras entrevistas. Lacan planteó que el analista debe ocupar el lugar del a para causar el deseo de analizarse del analizante. ¿Pero, como hacemos eso? Ricardo Estacolchic planteó en Pollerudos que las parejas suelen sostenerse en un engarce fantasmático. La mujer golpeada, cuando se cronifica con una pareja golpeadora, lo hace porque es la escena de goce que incorporó, incluido el dolor y hasta el riesgo que conlleva. La incorporó porque fue la película que miró durante toda su infancia, o por el contrario, porque siempre vio a un padre débil y degradado manipulado por la madre o por mil y una otras variantes. O sea, algo del deseo y del goce de cada partenaire soporta la articulación entre ambos, mientras dura. Cuando cae, más tarde o más temprano y de una forma u otra, volteará a la pareja. El analista debe buscar acercarse a facilitar que se produzca un “como sí” de dicho fantasma, para generar en la o el consultante, el deseo de analizarse. ¿Por qué “como sí”? Porque si reprodujera el engarce habitual, sostendría un enamoramiento mientras dure el engaño. Y sabemos que el enamoramiento puede obstaculizar al deseo. Hará un “como sí” para que se sostenga el deseo para analizarlo. Eso irá produciendo movimientos en los ámbitos del fantasma del paciente a los que tendrá que estar atento el analista, para ir desarrollando en su semblanteo, los cambios necesarios con la finalidad de propiciarle y sostenerle el deseo de analizar sus deseos, goces y resistencias. O sea para sostener una transferencia productiva, ya que cuando la transferencia es puramente imaginaria, sólo es una forma más de resistencia al análisis. En este punto es muy importante para lo que estamos trabajando esta noche, percibir en toda la riqueza que le agregó al concepto freudiano de transferencia, la articulación que hizo a Lacan de la misma, al descubrimiento conceptualizado del SsS. Para eso, rescatemos “aprês coup” y tiempo lógico. Muchos confundieron al análisis, como centrado en el repaso de la historia personal y la introspección.

9. Para nada. Si se lo lleva así, termina no sirviendo para nada. El análisis sirve para, a partir de la dotación simbólico imaginaria con que está dotado el paciente para el encuentro con los reales que le van saliendo al paso en la vida, colaborar con las diversas herramientas que nuestra práctica dispone, para encararlos y resolverlos de un modo mucho más adecuado a su castración, que lo que su neurosis o su psicosis le hubiera permitido. Lo que puede implicar, hasta un efecto de creación, de invento, por la vía de nuevas nominaciones que en el lazo social con la actividad del analista se le vayan produciendo. No irá a una nueva estructura, pero sí, le sacará el mayor jugo posible a la propia. Su estructura de lenguaje y su modo de relación con su lalengua, no habrá variado. Pero, al enriquecerse su lalengua y sus efectos simbólicos, imaginarios y reales, se habrá enriquecido su valija de herramientas para encarar lo real de su vida.

10. El análisis labora desde lo real que lleva al consultante a consultar, -alguna situación traumática o una agobiante serie de repeticiones-, que le genera entonces el deseo de encontrarse con un SsS que le ayude a resolverlas. Los que quedamos ubicados en ese lugar, tenemos que saber conservarlo para que vaya siendo destituido, esa es la paradoja en la que nos movemos permanentemente. Esa es la paradoja que nos obliga a saber leer, segundo a segundo y a partir de esa lectura, semblantear y operar el acto psicoanalítico.

11. Desde aquí desgranaré la serie de viñetas que el tiempo me permita y que muestran algo de la multiformidad de presentaciones que se nos aparecen en la práctica. Tienen la ventaja de que algunas las he podido seguir durante 20 años y hasta a veces más. Les conozco los resultados en toda su riqueza y en toda su pobreza. Iré insertando elementos de los otros en tanto facilitan seguir el fenómeno y tratar de investigar sus condicionamientos y posibilidades. 1) La primera histérica con fobia al acto sexual. 2) La que venía porque quería ser psicoanalista. 3) El fóbico a las alturas y a los subterráneos. 4) El que me suponía no saber nada y su fracaso anterior. 4) La histérica melancolizada. 5) la pre-paranoica 5) el esquizofrénico 6) la paranoica. 7) El neurótico obsesivo de carácter. 8) El religioso serio, ordenado, enamorado de su secretaria y la inconveniencia de mi consultorio. 9) el de 11 y el Nintendo 10) El drama de amor homosexual y la pre paranoia 11) Soledad Güiraldes. Única hija de un matrimonio de guerrilleros de los 70. La madre herida en combate fue apresada y luego rescatada por sus compañeros. El padre uno de los jefes. No llegaron juntos al 74. Cuidada por la madre, señora muy ambigua desarrolló una relación muy simbiótica con la hija, favorecida por el borramiento del padre. Pocas cartas. 11) Pablo Abalos, Marcelo Grinspan, Pedro Almendro, Frank Gomez Steinberg, Rodrigo y su madre, el hijo pródigo y su padre.