Callejeros

Callejeros lanzó Señales, su nuevo disco al mercado. Con él, envían sus señales a quienes quieran leerlas. En un par de horas su primer CD después de Cromañón, se agotó en Capital y Córdoba. Un público contestó con sus propias señales. La primera: estar preso de una enorme ansiedad causada por no entender aún, aquella noche fatídica. No buscan sólo apoyar a Callejeros en su adversidad. Quieren saber sobre ella, a través de sus letras y su música. Para eso pagaron, lo que para muchos adquirentes provenientes de condiciones económicamente modestas es una enormidad. El CD salió a 45 pesos, unos 17 pesos más, 51 %, que el más caro de sus anteriores. Señal de que para una masa numerosa, dicho deseo de saber era imperioso.
Análisis de algunas letras
"Frente al río", cuya letra y Música pertenece a su cantante Pato Fontanet, evidencia que la escribió en pleno duelo por su novia fallecida en Cromañón. Dice: Paso noches hablando de vos,/este es mi insólito monólogo/de hoy. Por más que lo acompañen, incluso cuando habla de ella, sigue raro, extraño, en un presente de soledad. Cuando se cuelga y se empieza a preguntar por ella en el más allá, lo anima sin esperanza el deseo de creer, pues pensar lo devuelve a una pérdida de la que no hay marcha atrás /.../ “hoy no te tengo/y solo, cargo con mi cruz. // Estas historias/nunca tienen fin/y más si en este tema/hablo de mí.” El dolor de haberla perdido, no le da tregua. Con tal fuerza que fantasea: /.../ “A tu espacio/en algún tren/me voy a ir.” Le ronda la idea de la muerte propia, como creencia para reencontrarse con su amada perdida.
"Señales" –canción- elaboración de cuya letra compartieron Fontanet y Carbone, trata de mandar señales sobre cómo están. Comienzan diciendo: Ni la ironía de la irónica ironía,/ni lo falso de la falsa falsedad... ni la burla fina y disimulada que da a entender lo contrario de lo que se dice, ni lo falso que hay en la verdad, le explican lo que explican/los que explican sobre la verdad. No encuentran explicaciones y dan la propia. Soy un muerto encerrado/en un cuerpo vivo, /soy un vivo que hace tiempo que murió. Observemos que no fechan su sentirse muertos, lo remontan a hace tiempo y lo colocan en continuidad a “soy un vivo”, que en nuestro lunfardo puede estar aludiendo inconscientemente, a que su “viveza” los mató. La que atribuyen a que: Sólo siento pero siento/sin sentidos. Sienten que en la sociedad que vivimos, los sentidos, vista, oído, piel; les impiden sentir. Los tóxicos: aspiración de adhesivos de contacto, paco, marihuana, cocaína, ingesta de alcohol, distorsionan los sentidos haciendo sentir distinto, /.../ sólo hay descontrol. Reivindican al descontrol que los arrojó al desastre. Catalogan al azar que los traicionó: A tu suerte, siempre restale una duda./A esa duda, una posibilidad./Si esa posibilidad se vuelve/tan loca, esa es tu verdad. Y locamente reivindican el suicidio-homicidio, el desastre, como su verdad. Para un juez no soy/más que un crimen perfecto./Para otros, he sufrido/un gran revés./(...) El ambicioso sólo habla de ambiciones,/ los diarios/mienten a diario y no entendés/como es que tanta gente/sólo compra noticias al revés./ No creen en los que los acusan, en los que los defienden, en los diarios, ni en la gente. No creen en nada ni en lo que proyectan: Tal vez te asombra que no crea ni en mi sombra/ o te sorprende/que aún así pueda cantar./Es que cuando la canción canta/ verdades ni la censura/ni el rencor la han de callar. Cantan sus verdades sin censura y con rencor: Sólo soy un bicho/tan roto y tan sediento/como aquella vez dicen en otra de las estrofas, ¿Cromañón?.Señales apocalípticas
Las diversas sociedades, ésta también, han tenido siempre de parte del núcleo más arruinado, la espera de algún Apocalipsis como “solución final”. La muerte como el vehículo para abandonar este “valle de lágrimas”. Callejeros no advierten, o no quieren advertir, que lo único que los diferencia de “El ambicioso sólo habla de ambiciones”, es que ellos suman sus dolores y fatalismos, pero también, como cualquier ambicioso financiero de esta sociedad los usan para fogonear sus ambiciones en pesos. Dicho de otra manera, hacen de su dolor y del de los demás afectados por la tragedia, un gran negocio. No es lo único que digo de Callejeros. Lo analizado previamente también está. Sólo señalo, cómo caen en la trampa que denuncian, plegándose a los que acusan.
La posmodernidad financiera y la disgregación social
La Revolución Industrial fue producto del descubrimiento de la máquina de vapor, y estimulado por eso, el nacimiento de capitalistas que continuaron la tradición humana de buscar la máxima ganancia. Pero con pasión también, hasta cierto punto como la de los viejos maestros artesanos, de enorgullecerse de la calidad de sus productos. El huracán de los 80/90 del siglo XX, colocó en el centro del poder al capital financiero. Para éste no hay ganancia más importante que la exclusivamente dineraria. Por eso cambian seguido sus inversiones de una rama de la industria y/o el comercio a otra. Su único interés reside en ampliar su capital financiero. El dinero de por sí, es un símbolo sin sentido propio. La calidad de la producción o de lo que se comercia, agregaba un plus de representación a la vacuidad del dinero. Ofrecía otros ideales al capitalista, que sólo el de aumentar beneficios económicos. La ambición, sin más representaciones que la vacuidad del dinero, empuja a la sociedad y particularmente a los más jóvenes, a las drogas, la disgregación y los desastres. No olvidemos Cromañón u hoy, San Pablo.